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Al final, el ADN se lo llevó Defensor

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Mucho se habló del ADN de Peñarol, que con la llegada de Leo Ramos a la dirección técnica, el aurinegro había recuperado identidad, personalidad, y actitud.

Que esteba por el buen camino, que peleaba los partidos y que remontaba resultados adversos. Algo cambió, es cierto, pero en las pruebas de fuego que tuvo, no pasó ninguna. En el clásico, se le escaparon los tres puntos en los descuentos, y terminó cambiando victoria por empate. En el Apertura, tenía que ganar en Colonia, y no lo hizo, en el Franzini, y no pudo, y tampoco sacó puntos vitales en Belvedere para seguir en carrera. En la LIbertadores, ni que hablar. Terminó último en su grupo. Y en este Intermedio, tenía todo para llegar a la final. Con un empate le bastaba. Jugaba de local ante Defensor. Y el famoso ADN se lo llevó el violeta. Con 9 le dio vuelta el partido y lo dejó afuera de todo. Épico.

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