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Fernando Cavenaghi, del sufrimiento a una despedida gloriosa

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Foto: AFP.
ALEJANDRO PAGNI

El "Torito" anunció que ya no jugará con la camiseta de River, y se fue "orgulloso de hacerlo levantando la mejor Copa".

26 de junio de 2011. Se cumplen 15 años de la última Copa Libertadores ganada por River, pero es un día triste, el más duro de la historia del club. Son las 15 y Fernando Cavenaghi se sienta delante del televisor. Está en su casa de Porto Alegre con su mujer y sus dos hijos. El "Torito" tiene 27 años y juega en Inter, en Brasil. Es el día de la Promoción ante Belgrano en el Monumental. Van apenas unos minutos y Pavone convierte el 1-0. Cavenaghi sueña, siente que River puede quedarse en Primera. El encuentro está empatado, las lágrimas de los hinchas inundan el estadio. Él todavía cree, aunque ya esté todo sentenciado. River desciende, es el momento que nunca nadie imaginó. Pasan dos minutos y Cavenaghi levanta el teléfono. "Quiero volver a River, no importa cómo", le dice a su representante, Néstor Sívori. Días después, y tras dejar de lado sus diferencias con Daniel Passarella, el presidente, cumple su deseo: afrontar el Nacional B.

Menos de dos meses después, el 16 de agosto, River debuta en la segunda categoría del fútbol argentino ante Chacarita en el Monumental. Cavenaghi lleva la cinta de capitán. Es una noche gris con lluvia. Faltan minutos para entrar a la cancha y al delantero las lágrimas le brotan de sus ojos. No puede contener la emoción, ni el dolor. "Cavegol" había dejado Núñez en 2004, a los 21 años, con una promesa: "Voy a volver para ganar la Copa Libertadores". Regresó para el Nacional B como un hombre dispuesto a ponerle el pecho a las balas; hoy, cumple el sueño de aquel pibe: a los 31 años, toca el cielo "Millonario" con las manos como campeón de la Libertadores. Y unos minutos después del pitazo final, anuncia que fue su último partido con la "Banda Roja".

Sufrió, y mucho, Cavenaghi en este tiempo. El camino de vuelta a Primera tuvo más espinas que rosas y en varios momentos la lupa se posó sobre él, pese a que fue el goleador del equipo con 19 tantos. Almeyda, el DT, prescindió de él en el retorno a la máxima categoría, con las diferencias con Passarella flotando por detrás. Pasó un año y medio y en 2014 se puso otra vez la camiseta millonaria. Brilló y fue máximo anotador en el título del torneo Final 2014 logrado de la mano de Ramón Díaz. Se infiltró unas 15 veces durante ese campeonato y, de tanto hacerlo, se terminó operando en agosto de una bursitis en el pie derecho, que lo dejó al margen del inicio del ciclo de Gallardo.

"Tenía un hueso roto (el sesamoideo del pie derecho), un cartílago desprendido, tejidos muertos y mucha inflamación. Se me pasó por la cabeza que no iba a jugar más. En realidad, si no me operaba, no jugaba más", le decía Cavenaghi al diario Olé, mientras ya realizaba la recuperación. Le costaba caminar, usaba ojotas, no podía manejar. Se esforzó y volvió en noviembre. Disputó el final de la temporada en la que River ganó la Sudamericana. En su vuelta al Monumental, le hizo dos goles a Banfield y superó los 100 gritos con la camiseta millonaria.

No había lugar para él entre los titulares. "Teo" Gutiérrez y Mora eran la dupla del Muñeco. Empezó 2015 y él jugaba los partidos del torneo local que River afrontaba con los suplentes. Hacía goles, pero en la Copa no entraba. Hasta hoy, no llegaba a sumar 90 minutos entre los partidos que había ingresado. Se puso en duda su continuidad, estuvo a punto de irse luego del pase a semifinales ante Cruzeiro, previo al inicio del receso por la Copa América.

Eligió quedarse. Se dudaba de su condición física. Se fue "Teo", pero la titularidad se la ganó Alario en la Libertadores. Resurgió al marcarle cuatro goles a Rafaela y uno a Colón por el torneo local. La lesión de Mora le abrió las puertas para jugar la gran final, el partido más importante de su larga historia en River desde que debutó en 2001 con el Tolo Gallego como DT.

Cavenaghi llegó a River a los 12 años de la mano de Memo, un hombre del fútbol de Chivilcoy. Dejó la tranquilidad de O'Brien, su pueblo, para irse a Buenos Aires con la edad de un niño. Vivió en la pensión de los "Millonarios", fue al colegio del club. Se hizo un nombre cuando a los 18 años Ramón Díaz le dio la chance en aquel equipo que terminó como campeón del torneo Clausura 2002 con él como goleador. Eran épocas de lucidez rojiblanca. Dejó el club en 2004, volvió para empezar la resurrección en el Nacional B. Hoy, es campeón de América. Hoy, es uno de los grandes ídolos de River. Es "Cavegol", el hombre que aprendió a sufrir por River y el niño que cumplió el sueño de ser campeón de América. Y se va por la puerta grande, como su historia lo merecía.

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Foto: AFP.

copa libertadoresLA NACIÓN/GDA

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