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Faltó Cavani y la magia de Solskjaer: el noruego pierde crédito en el Manchester

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Edinson Cavani y Ole Gunnar Solskjaer en el Manchester United. Foto: Archivo.

CHAMPIONS LEAGUE

El técnico recibió un duro golpe con la eliminación de su equipo de la Champions League y vuelven las dudas en torno a su posición al frente de los Diablos Rojos.

Edinson Cavani se perdió el partido más importante del año del Manchester United. Frente al Leipzig, los Diablos Rojos tenían que al menos empatar para clasificar a octavos de final de la Champions League. Así y todo, quedaron eliminados tras caer 3 a 2 frente a los alemanes. Un golpe duro para el técnico noruego Ole Gunnar Solskjaer.

Se preveían problemas en el ataque del United, con la ausencia tanto de Cavani como de Martial, los dos lesionados. Sin embargo, verse 3 a 0 abajo en un punto del partido es probable que no fuera algo esperado por ningún hincha inglés. 

Las pequeñas dosis de magia que Solskjaer tenía y que sacaba en ocasiones especiales parecen haberse agotado. No hay más de aquello que lo convirtió en héroe en el Camp Nou en 1999, cuando le dio la Champions al United con un gol en el minuto 93 al Bayern Múnich.

El noruego claudicó este martes cuando el Manchester entregó la clasificación a octavos a un RB Leipzig mucho más despierto y organizado, pero que incluso coqueteó con el desastre en los minutos finales.

Solskjaer, abonado a la épica que le dio la Champions de 1999, estuvo cerca de ver cómo su equipo revertía un 3-0 en contra y clasificaba en la hora. Bruno Fernandes primero y Harry Maguire después, acercaron a los Diablos Rojos hasta el 3-2, pero ahí desapareció el duende del noruego.

Konaté estuvo a punto de devolverle ese aire mágico, cuando en el minuto 93 casi mete un centro en su propia portería, pero el dios del fútbol dijo basta y cercenó con un pie de Gulacsi las posibilidades del United de avanzar ronda.

No se repitió la mano inesperada de Kimpembe en París cuando el United sorprendió a toda Europa eliminando al PSG en los octavos de hace dos temporadas, ni Marcus Rashford apareció de la nada como lo hizo para aplacar al jeque y su séquito en su debut de Champions este año.

Solskjaer se había acostumbrado a salvar puntos para acallar críticas. Cuando surgían los rumores y la danza de nombres para sucederlo, el noruego se encargaba de despejarlos con un conejo debajo de la chistera.

¿Goleada por 1-6 ante el Tottenham Hotspur? Sin problema. Goleamos al Newcastle y ganamos en el Parque de los Príncipes.

¿Derrotas consecutivas ante Arsenal e Istanbul Basaksehir? Contraatacamos ganando cuatro partidos seguidos.

Incluso todo el revuelo ocasionado por el fracaso europeo, que ahora les manda a la Europa League, podría no haber existido nunca, si la vaselina de Cavani hace una semana ante el PSG hubiera caído unos centímetros más abajo o si Martial no hubiese tirado a las nubes una ocasión sin portero.

Con laderrota ante el Leipzig se marchó la aureola de un Solskjaer cuyos problemas solo aumentarán ahora que ya no existe el bálsamo europeo y al que se le unirán los largos viajes y los partidos los jueves a partir de febrero, cuando arranque la ronda de 32 de la Europa League.

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