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Falleció el expresidente de Wanderers Mateo Giri

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Mateo Giri

OBITUARIO

Fue titular de los bohemios entre 1971 y 1984; durante su mandato se rompió la hegemonía de los grandes al ser el primer equipo en desarrollo en clasificar a la Copa Libertadores, en 1975.

Cuando la unanimidad es tan grande a la hora de hablar del Don de gente de una persona, habla a las claras de lo que esa persona hizo durante su vida. Y es el caso de Mateo Giri, presidente de Wanderers entre 1971 y 1984, que falleció este sábado a los 89 años. 

Formó parte de varias hazañas bohemias durante su mandato, como haber roto la hegemonía de Nacional y Peñarol y ser el primer equipo en desarrollo en clasificar a la Copa Libertadores, en 1975. Ordenó el club, lo sacó de la Segunda División y lo potenció formando y vendiendo a varios futbolistas.

Entre las ventas más recordadas está la de Enzo Francescoli a River Plate, que se dio luego de que Giri llamara a una Asamblea de Socios. También durante su mandato el expresidente compró la sede de Avenida Agraciada, que ya no existe más porque fue vendida para la iluminación del Parque Alfredo Víctor Viera, entre otras obras.

El palco del Viera lleva actualmente su nombre.

La anécdota

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Giri fue uno de los más grandes dirigentes que ha tenido el Montevideo Wanderers. No faltaba a ningún entrenamiento, a ningún partido, ni tampoco a las reuniones de directiva. Pero el día en el que Wanderers quebró la historia del fútbol uruguayo, llamativamente no estuvo.

El propio Giri contaba la anécdota en 2015, cuando fue homenajeado parte del plantel de 1975 en la sede de San Fructuoso. "Mucho antes de saber que ese día íbamos a jugar ése partido histórico contra Nacional, mi hija me había dicho que de regalo de cumpleaños quería que pasara todo el día con ella, ¡y le prometí que así iba a ser! Con tanta mala suerte que el partido cayó en su cumpleaños... ¡Me quería morir! Cuando le avisé al plantel y al técnico que no iba a estar no lo podían creer, pero me dijeron que después iban a ir a mi casa de Lagomar, a festejar... Sin que nadie lo supiera, compré whisky y vino y lo dejé en el baúl del auto. No estaba escuchando el partido porque me ponía muy nervioso, pero un cuñado me avisó que íbamos bien y prendí la radio en los últimos cinco minutos, cuando hicimos el gol en la hora. Con toda la familia en casa, los jugadores comentaron que iban a festejar a la casa del presidente. En casa no lo podían creer. ¿Qué le íbamos a dar a los jugadores? Y ahí les conté mi secreto... ¡En la valija tenía todo! Hasta hoy se me ponen los pelos de punta... Para mí es como cerrar y ver una película... ¡soñada!". 

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