ESPAÑA

A través del celular de los usuarios que bajan su app, la organización puede descubrir los bares que emiten sus partidos sin pagar derechos.

luis prats

Para convertirse en una marca global, con miles de millones de euros en ingresos, la Liga Española decidió cuidar cada centavo: no solo controla la economía de los clubes, sino que implementó una celosa defensa de sus derechos.

Un ejemplo sorprendente: LaLiga tiene, por contrato, permiso para acceder al micrófono del celular de los usuarios que tengan instalada su aplicación y así poder detectar fraudes en cualquier bar o establecimiento que esté emitiendo sus partidos sin pagar la tarifa establecida. El micrófono del teléfono puede verificar si la señal es pirata y su geolocalización determina la ubicación exacta del local. El tema fue denunciado por el portal ElDiario.es y LaLiga admitió que es verdad: explicó que las emisiones públicas no autorizadas de sus partidos le hacen perder 150 millones de euros.

“Somos un producto audiovisual”, afirma Javier Tebas, presidente de LaLiga. Los clubes están obligados a llenar sus estadios durante los partidos: si la asistencia en la tribuna que enfocan las cámaras es menor al 70%, reciben menos por los derechos de televisión.

En los últimos años, el campeonato español se convirtió en una marca global, con presencia televisiva en 186 países y 3.000 millones de telespectadores, además de ingresos cercanos a los 4.000 millones de euros en la temporada 2017-2018. Pero el crecimiento no solo se explica por la presencia de grandes equipos y figuras. Una de las claves fue la implementación hace cinco años del control económico de los clubes, que logró establecer el modelo de un fútbol sostenible.

Hasta la creación de LaLiga como entidad organizadora y administradora del campeonato, los clubes pagaban fortunas a sus jugadores, como ahora, pero sus presupuestos estaban desequilibrados. Eso originaba que muchos equipos arrastraran deudas con sus planteles y con la administración tributaria, engrosando su pasivo. La falta de disciplina en la gestión financiera generaba pérdidas en la mayoría de las instituciones.

Según un informe publicado por El País de Madrid, el récord se alcanzó en la temporada 2011-2012, con 341 denuncias de futbolistas por un total de 89 millones de euros. En la última temporada hubo una sola denuncia por impago. La deuda tributaria se redujo desde enero de 2013 en más de 600 millones, y se estima que para 2020 quedarán solo 50 millones de deuda aplazada.

En el peor momento, dos tercios de los equipos estaban en concurso de acreedores y el fútbol español corría el riesgo de colapsar, admiten hoy los dirigentes.

Antes del comienzo de cada ejercicio, LaLiga cumple una revisión rigurosa de la situación financiera de los clubes, aprueba sus presupuestos, examina los costos por salarios, primas y aportes a la seguridad social de sus planteles, controla las transferencias de jugadores y colabora en la búsqueda de financiación. Como norma, los gastos en el plantel no pueden superar el 70% de los ingresos.

Buena parte de ese trabajo de control se realiza con una aplicación, denominada “LaLiga Control Económico”, que hace posible a los clubes reportar on line su información financiera. Otra aplicación, “LaLiga Manager”, le permite aprobar las compras y ventas de jugadores.