COPA LIBERTADORES

Noche caliente en Belo Horizonte, como solían ser las de la Copa Libertadores de otrora. La diferencia es que esta vez todo se desató a causa de la modernidad tecnológica, esa que instauró con el VAR, herramienta que por ser tan mal usada ha generado más inconvenientes que soluciones. Atlético Mineiro venció en definición por penales a Boca Juniors por los octavos de final y todo terminó de la peor forma.

Dirigentes de Boca discutieron en el hall central de la zona de vestuarios con la seguridad de Atlético Mineiro, pasaron a las manos, llegaron los jugadores, hubo golpes de puño, se arrojaron cosas, la policía reaccionó tirando gases lacrimógenos y para rematar los jugadores de Boca llegaron hasta las mismas puertas del vestuario de sus rivales, en donde si bien es cierto que no querían agredirlos (fueron hasta ahí para agredir a los guardias de seguridad), el presidente del equipo los quiso echar lanzándoles botellas de agua.

Como consecuencia de todo esto, dos futbolistas de Boca (serían Villa y Zambrano) fueron detenidos por la policía y la delegación argentina dijo que iban "todos o ninguno". Un escándalo.