Hay que tener memoria, y en el fútbol, lamentablemente, no abunda. Es corta. Hoy todos aplaudimos al Nacional de Gustavo Munúa. Por su propuesta, por su intención, por la apuesta grande que hace en la Copa Libertadores y por ese estilo de fútbol dinámico, moderno, explosivo, pero sin perder el ADN de los equipos uruguayos: mantiene la garra, la entrega y el corazón.
JOSÉ MASTANDREA
Pues bien, este Nacional de Munúa tuvo un creador. Un ideólogo, el Ec. Eduardo Ache. Él se jugó la ropa nombrándolo entrenador ante la sorpresa y dudas de muchos compañeros de directiva y fue él quien lo bancó contra viento y marea cuando las cosas no salían.
Ese apoyo, ese respaldo y también esa apuesta a un fútbol moderno, diferente, capaz de competir de igual a igual con los mejores de América, hoy está dando sus frutos.
Nacional se metió entre los ocho mejores de la Copa, y sueña. Ahora, con el mismo respaldo del Puma José Luis Rodríguez. Porque el actual presidente pudo cambiar y no lo hizo. Pudo elegir otro rumbo, pero siguió transitando por el camino del buen fútbol. Y eso es lo que hay que aplaudir.
DESDE EL ARCO