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Diez razones para tres décadas de fracasos de Peñarol y Nacional

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Nacional y Peñarol están lejos de otras épocas donde levantaban la Copa Libertadores. Fotos: Archivo El País.

COPAS INTERNACIONALES

Los grandes llevan una gran sequía en los torneos de Sudamérica y además no la pasan para nada bien cuando participan en los mismos.

Y a son tres décadas sin títulos internacionales para los clubes uruguayos (en rigor, para Peñarol y Nacional) y no se adivinan señales de cambio en el corto plazo. El hincha sueña con cada Copa Libertadores (o Sudamericana), pero enseguida llegan la desilusión, la decepción y en muchos casos la bronca, sobre todo cuando se compara estas campañas con las glorias del pasado. Sin embargo, hay razones que explican las desventuras del presente.

Aquí se analizan diez argumentos. No todos pesan lo mismo, ni tampoco convierten en un imposible absoluto la ambición de levantar un trofeo, pero fundamentan en buena medida por qué antes sí y ahora no.

1) El más importante, el obvio, el decisivo: las diferencias económicas con otros profesionalismos, cada vez más amplias. En la década de 1960 y hasta 1971, los clubes grandes uruguayos estaban repletos de figuras: los mejores jugadores uruguayos, titulares en la Selección, más varios astros extranjeros, casi todos también internacionales por sus países. En este siglo XXI, cuando asoma una promesa, se va al exterior cada vez más temprano: por ejemplo, Brian Rodríguez, con 19 años y dos meses de edad. Es cierto que las conquistas continentales de 1987 y 1988 las alcanzaron dos planteles sin esa abundancia de estrellas, pero incluso así varios de esos jugadores llegaron a ser simultáneamente titulares con la Celeste.

2) Desde hace años, los títulos locales los deciden las figuras veteranas que regresan al país luego de jugar en Europa, con Bengoechea y Recoba como ejemplos principales. Hoy, el Cebolla Rodríguez, Gargano o Bergessio todavía son desnivelantes en el Campeonato Uruguayo pero en la competencia internacional, con otro ritmo, les cuesta mucho más destacarse.

3) La Libertadores y la Sudamericana están repletas de rivales brasileños y argentinos, cuando en el formato original participaban dos clubes por país, tres si además estaba el campeón de la edición anterior. Siempre fueron adversarios difíciles, incluso cuando Nacional y Peñarol tenían grandes equipos, pero hoy, con las diferencias económicas anotadas, están dos o tres escalones por arriba.

4) La mayoría de los futbolistas locales, incluso los de los grandes, tienen muy poco roce internacional. Antes, si aurinegros y tricolores no estaban disputando la Libertadores, se iban de gira por el mundo o jugaban amistosos en Montevideo ante buenos equipos extranjeros. Como debía enfrentar a San Pablo y Gremio en el grupo inicial de la Libertadores 1982, Peñarol se preparó enfrentando a los otros grandes de Brasil en amistosos. El Nacional campeón de 1988 se terminó de formar en una gira por América. Salvo en la actividad por los torneos de la Conmebol, ¿cuántos partidos internacionales disputan cada año Formiliano, Neves, Canobbio, Zunino...?

5) La nueva forma de disputa de la Libertadores exige un esfuerzo mayor a los clubes uruguayos. Antes, en los grupos iniciales los grandes jugaban entre sí y luego en un solo viaje resolvían los dos partidos ante los rivales extranjeros. Ahora deben trasladarse a Venezuela, Ecuador, Colombia, con viajes y escalas complicadas debido a la poca conectividad aérea del Uruguay.

6) Además de grandes figuras en el ataque, los grandes uruguayos tenían defensas casi inexpugnables. Incluso en las campañas de 1987 y 1988, como está dicho sin grandes estrellas, las retaguardias aurinegra y tricolor supieron salir airosas de reductos como la cancha de Independiente en Avellaneda o el estadio Pascual Guerrero de Cali. En 2019, Peñarol recibió un gol al minuto de juego ante Fluminense y otro al comenzar el segundo tiempo, mientras Nacional sufrió distracciones defensivas en el primer gol del Inter en Porto Alegre.

7) En la década de 1960 y buena parte de la de los 70, Peñarol y Nacional se dedicaban cien por ciento a la Copa Libertadores, pues en el primer semestre del año la actividad local era muy reducida. Entrenamientos, preparación y viajes eran pensados exclusivamente en función del torneo continental. En 1987 y 1988 ambos optaron por jugar el Uruguayo con suplentes.

8) Los rivales de todo el continente han mejorado. Hasta los venezolanos, que antes se despachaban con goleadas estrepitosas (en 1970 Peñarol le hizo once goles en una noche al Valencia). Si a esos progresos se les añade ambientes “hostiles”, como la altura de Quito o La Paz, se vuelven adversarios muy duros.

9) Antes de la irrupción de la televisión, el principal ingreso económico para los clubes, en todo el continente, era la recaudación por venta de entradas. Los precios de los boletos en Uruguay eran bastante equivalentes a los de Argentina o Brasil, con lo cual las inversiones en transferencias resultaban relativamente similares. Con la Libertadores, Nacional y Peñarol se jugaban también la posibilidad de mantener un presupuesto equilibrado.

10) Conquistar la Libertadores representaba el objetivo principal de la temporada para los grandes. No alcanzarlo representaba un fracaso que dejaba secuelas, aunque ese mismo año se obtuviera el título local. Por eso, cada encuentro por la Copa se jugaba con el fervor, la entrega y la concentración indispensables. Hoy se mira todo el calendario para no descuidar el Apertura, el Clausura o la tabla anual.

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