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Días de fama: Rossi tras su debut en la red

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Diego Rossi en su casa junto a Fiona, la más grande de sus tres perras. Foto: Ariel Colmegna
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Recién nacido a Diego Rossi lo cubrieron con la camiseta rayada; hoy le da goles.

El 5 de marzo de 1998, la enfermera sacó al recién nacido Diego Rossi de la sala de partos, donde aún se encontraban sus padres Grisel y Gonzalo. Afuera esperaba Rafael, el tío de la criatura, con la camiseta de Peñarol en la mano. Y apenas conocer a su sobrino, cubrió con la camiseta la cunita en que llevaban al recién nacido.

El domingo Rafael estaba en la tribuna América junto a su cuñado, Gonzalo. Cuando Diego anotó el gol que empató el partido frente a Rentistas y marcó el camino de la remontada, salió como loco abrazando a todo el mundo, sin saber quiénes eran esas personas a las que estrechaba.

Gonzalo, por su parte, vivió el debut en la red de su hijo en Primera División de otra forma. Se quedó en su lugar, arrodillado en la tribuna. No pudo contener su emoción y le dio rienda suelta a las lágrimas. "La gente me miraba y pensaba que estaba mal de la cabeza", contó.

Grisel, la mamá del goleador va siempre a ver a su hijo, pero justo el domingo se quedó con Fiorella, la menor de la familia. Y no pudo ver, al menos en directo, el primer gol de Diego en el fútbol profesional. De todas maneras, le sacó una ventaja a su marido: lo pudo ver con todas las repeticiones en la televisión junto a sus dos hijos menores Fiorella, de cinco años, y Nicolás, de 14. El varón sigue los pasos de su hermano mayor y juega en la Séptima División aurinegra que dirige el "Tato" Martín García, pero a diferencia de Diego, es enganche.

Los Rossi están chochos con el nene, pero se lo toman con tranquilidad. Por eso el domingo por la noche no hubo festejos en su casa de Solymar. El juvenil llegó, cenó y al rato se fue a la cama.

Ayer, el delantero se despertó a las 10 de la mañana y lo primero que vino a su mente fue su familia y su novia Vivian, los que están siempre. Y obviamente, el gol que le marcó a Rentistas a los 71 del partido cuando el equipo de Da Silva perdía 1 a 0 y Guillermo Reyes, el arquero de los "bichos colorados", le había a atajado un penal a Palacios.

"No me di cuenta que iba a ser gol, pero empecé a ver el espacio y me fui metiendo de a poco", recordó sobre su momento sublime. "Pero no pensé nada porque fue una jugada muy rápida", añadió.

"El zaguero rechazó y me quedó a mi en el pecho. El control se me fue un poco para adelante y él se cayó. Entonces me quedó espacio para pegarle. No pensé nada, ni que era mi primer gol en el equipo principal, ni nada. Con la adrenalina que tenía por ganar el partido, no pude pensar en nada. Estábamos perdiendo y había que darlo vuelta", reconoció.

"Estaba deseando entrar para jugar y darlo vuelta. Para mí se podía dar la remontada; Peñarol en su historia ganó muchos partidos así. Y lo conseguimos. Fue una noche inolvidable", afirmó.

El abrazo que se dieron Rossi y Valverde tras la conquista parece un festejo de baby fútbol. No en vano se conocen desde los 10 años. "Siempre soñamos con jugar juntos en Primera División y se nos está cumpliendo. Fue un abrazo como tantos que nos dimos en formativas. Yo salí corriendo para la mitad de la cancha, lo vi a él y nos abrazamos. Obvio que lo iba a abrazar a él por todas las cosas que vivimos juntos. Él me dio muchos goles en formativas. Con la técnica que tiene me dejó solo de cara al gol muchas veces".

Los juveniles no concentraron juntos. Rossi lo hizo con Diogo y Valverde con Albarracín y Aguirregaray. "Ojalá podamos seguir jugando juntos en Primera. El técnico nos está dando confianza. En el partido frente a Sporting Cristal estuve mucho más nervioso que el domingo. Era el primero y no sabía cómo era jugar en la Primera de Peñarol", contó sobre su debut absoluto y nada menos que en el estadio Campeón del Siglo.

Por suerte para él, ya había superado los nervios del debut, porque el domingo tuvo que sustituir ni más ni menos que a Diego Forlán. El "Polilla" le pidió movilidad y que hiciera lo que sabe. Tanto el entrenador como Forlán insistieron en que estuviera tranquilo. Y vaya si lo estuvo.

Ayer vivió su primer día de fama, pero se lo toma con calma. "Las notas no me gustan ni me disgustan, me da lo mismo. No me pongo nervioso, lo vivo con tranquilidad y no voy a cambiar por eso", aseguró quien sueña con llegar a la selección y jugar en Europa.

"Para irte a Europa tenés que estar en tu mejor momento. No me gustaría irme muy joven, porque hay muchos que después no juegan y se vuelven", dijo con madurez el admirador de Luis Suárez. "A veces intento hacer lo mismo que él. Miro mucho sus movimientos, pero para eso me falta mucho".

Es el mayor de los tres hermanos.

Con sus padres Grisel y Gonzalo en su casa de Solymar. Gonzalo dirige Talento, una empresa de colocaciones y su madre es licenciada en psicología. Diego es el mayor, luego vienen Nicolás de 14 años y Fiorella de cinco.

Tuvo que entrar justo por Forlán.

"Forlán es una estrella a nivel mundial, pero en el momento no pensé que entraba por él. Lo único que quería era ponerme a jugar lo antes posible. Diego me dijo vamo arriba y que jugara tranquilo", contó Rossi.

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Diego Rossi en su casa junto a Fiona, la más grande de sus tres perras. Foto: Ariel Colmegna

PEÑAROLSILVIA PÉREZ

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