"Si sigo jugando es por Defensor. Me gustó el desafío y me estiró la carrera. Cuando me llamaron para renovar le dije a Richard (Marchelli, el gerente del club) que veía cómo me iba en estos seis meses... si no quedo conforme, si veo que no da para seguir, no sigo y corto el vínculo.

La verdad es que no me dejaron retirarme, porque cuando salí de Nacional estuve tres meses sin jugar y la pasé espectacular. No extrañaba para nada, hacía vida de familia, estaba bien, tranquilo, hasta que sonó el teléfono y me llamaron de Defensor. Me gustó la propuesta, el proyecto y el club, eso fue muy importante", señala el zaguero que no piensa en la dirección técnica cuando cuelgue los ‘botines’.

"Voy a hacer el curso de entrenador pero no me veo como técnico. Lo hago para capacitarme, para poder enseñar porque mi proyecto de futuro es tener una escuela de fútbol, trabajar con niños, con juveniles", dice.

Defensor está en las puertas de una nueva Copa, y también un nuevo desafío en La Paz ante el Bolívar. "La altura afecta a todos. El que diga que no, miente. A todos nos afecta, a unos más, a otros menos. Y tengo una anécdota al respecto. Víctor, el pibe que ayuda a Minguta (Edgardo Di Mayo) con la indumentaria de la selección dijo que no le pasaba nada. Nosotros le dijimos, comé livianito, mirá que es bravo, no te llenes el estómago. Y no nos hizo caso. Cuando llegamos al estadio lo vimos en una camilla patas para arriba. ¡Y eso que no juega!".

Para Scotti, el grupo lo es todo. "Si no hay unión, compañerismo, no se puede. Y en el plantel tiene que haber una mixtura entre jóvenes y veteranos", acota el zaguero.

Andrés Scotti