Publicidad

Ya dejó las muletas y solo piensa en jugar

Compartir esta noticia
Rodrigo Mora

ARGENTINA

Rodrigo Mora ilusiona al mundo de River: se operó la cadera y apronta la vuelta.

Rodrigo Mora recién sale del entrenamiento de River Plate en Ezeiza. No es una práctica más para él. En estos días no hay cansancio ni caras largas por una mañana intensa de trabajos. Todo es alegría y satisfacción. Para él mismo y para los que lo quieren en el club que mejor le sentó en toda su carrera. Es que el uruguayo esperó estos días como nunca antes lo había imaginado.

“En su momento me había hecho un estudio por el tema de una pubalgia y había salido una manchita, como una especie de edema en el hueso que en ese momento no me molestaba ni nada. Ocho meses después, justo después del partido contra Boca (el 14 de mayo en La Bombonera, su último encuentro oficial con triunfo 3-1), me empezó a molestar un poquito más.

Yo pensé que podía seguir, pero me fui a hacer los exámenes y ya tenía un edema medio grande, que era lo que me hacía doler. Ya tenía dolor hasta para caminar”, reconoce Mora en diálogo con Ovación.

Una lesión de cadera lo tenía a maltraer y le impedía hacer lo que más le gusta: jugar a la pelota. “Se decían muchas cosas de lo que podía llegar a ser, que no era una lesión muy común en un futbolista... Se me empezó a derrumbar toda la ilusión que tengo por esto, que es lo que realmente amo hacer”, cuenta con la voz entrecortada.

El delantero que a fin de mes cumplirá 30 años, hace una pausa y continúa narrando los hechos: “Hablamos con Marcelo (Gallardo) y el cuerpo médico para ver qué decisión íbamos a tomar. Lo primero que decidimos fue parar un mes para ver si la zona mejoraba y si se iba el edema para poder volver a la normalidad. Estuve un mes con muletas, pero no funcionó… Ahí entré a conocer a los doctores del Hospital Italiano, que son especialistas en caderas, que fueron los que me operaron. Cuando vieron los resultados de los estudios me dijeron: ‘Pensábamos que tenías la cabeza del fémur hecha mierda, pero quedate tranquilo que esta te la vamos a recuperar. Tiene una lasquita, no se aplastó ni nada por el estilo’. Ahí pregunté cómo serían los plazos de la recuperación y decidí operarme”.

Después de aquel superclásico, el 22 de junio fue intervenido quirúrgicamente: le realizaron un “forage de la cadera derecha” por la necrosis aséptica en la cabeza del fémur, producto de un infarto en el hueso por falta de flujo de sangre.

A partir de ahí, comenzaron los días más difíciles en su carrera deportiva. Reposo absoluto, muletas para poder trasladarse y horas de ocio difíciles de digerir en la siempre dinámica y activa Buenos Aires. “Hice un calendario, como cuenta regresiva, para ir tachando los días que tuve que usar muletas. Eso era lo más difícil de todo. Nunca tuve una lesión tan grave, de tanto tiempo… Fue complicado, pero ya superé un 50% del tiempo que me dijeron que iba a estar parado. Ahora de a poco va mejorando todo. Traté de apoyarme en mi hijo, en mi familia y en mis amigos. También estuve por Uruguay haciendo reposo para estar acompañado. Cuando me quise acordar, el tiempo pasó y hoy estamos acá…”, relata ya con una risa inconfundible.

Hace menos de 10 días volvió a los entrenamientos. Claro que no se mueve a la par de sus compañeros, pero lo buenos es que sabe que ya está en casa. Cerca del plantel, de los funcionarios del club y con los colores rojo y blanco que lo adoptaron del otro lado de la orilla. “Quiero estar con ellos y pasarles buena energía. Necesitaba esto, me hace bien a la cabeza. Ahora estoy con kinesiología, después me hacen masajes, y hago bicicleta y todos ejercicios de movilidad con respecto a la cadera. Por ahora, todo suavemente. El próximo 20 de octubre tengo que hacerme de nuevo los estudios para conocer en detalle cómo va la evolución ahora que estoy sin muletas. Por el momento está soportando bien el peso y no siento dolor que es lo importante. Si todo sigue bien calculo que ya en noviembre puedo llegar a estar trabajando con pelota o haciendo alguna pasada. La idea es arrancar la pretemporada en enero con el equipo”, explica.

Lo único que no se cortó en este tiempo para Mora fue el calor del Monumental, ese que también lo acompañó siempre cuando defendía a la “Banda” desde adentro de la cancha. Aún con muletas, el uruguayo acompañó en la mayor parte de todo este año al “Millonario”. Se posicionó en la pista de atletismo, abajo de la popular, para seguir de cerca a un River que ya está en las semifinales de la Copa Libertadores. “¡Olé, olé, olé, olé... Moraaaaaa, Moraaaaaa!”, bajó de la tribuna en varias oportunidades.

“Acá encontré mi lugar en el mundo. Hace cinco años que estoy acá y estoy súper adaptado. Acá me siento querido y completamente feliz. El tema de los hinchas es algo especial. Tenemos un cariño mutuo. Me dieron todo su afecto desde que llegué a Buenos Aires y en este momento tan difícil de mi carrera y de mi vida, han estado siempre bancándome. Así como también lo hicieron mis compañeros, el cuerpo técnico y los dirigentes. Tuve el apoyo incondicional de todos. Les estoy súper agradecido. Eso me pone feliz y me da más fuerza todavía para tratar de volver a jugar y devolverles a todos ese cariño”, cuenta mientras se pone algo vergonzoso recordando las ovaciones que se llevó en todo este tiempo por parte de la parcialidad riverplatense.

El “Muñeco”, en un gesto que describe el aprecio que existe entre ambos, decidió mantenerlo en la lista de la Copa de manera simbólica y como reconocimiento al esfuerzo al margen de que no puede estar a la orden: “Fue algo lindo, me llenó de orgullo cuando lo vi y se lo agradecí. Pensé en todo lo que significo en este grupo. Con Gallardo he compartido muchas cosas, tanto charlas familiares como de fútbol. Valoro mucho lo que hizo por mí, y si no me toca estar, seré el mejor compañero y seguiré apoyando. Lo que hizo habla bien como entrenador y persona y le estoy totalmente agradecido por todo”.

Los cinco goles a Boca Juniors, el rival de todas las horas, y los seis títulos, cinco de ellos internacionales, le valieron a “Morita” un lugar de privilegio en la historia de River y principalmente, en el corazón del hincha. Sin embargo, lo que más le valora el fanático es que desechó una oferta millonaria del fútbol de Arabia (más concretamente del Al Nassr) para quedarse a jugar la Libertadores en 2015 que finalmente terminó quedándose en Núñez y el posterior Mundial de Clubes: “En ese momento pensé solamente en River, pensé en mi hijo Máximo. Si yo aceptaba esa oferta iba a estar mucho tiempo lejos de él. Hice lo que el corazón sentía y no me arrepiento”. En una institución totalmente identificada con los uruguayos, se hizo un nombre como en otras épocas lo consiguieron Walter Gómez y Enzo Francescoli.

Ya no tacha días en el calendario. Tampoco lleva esas muletas que tanto lo fastidiaron en estos meses. Aquel último partido ante el “Xeneize” quedó lejos en el tiempo. Con la banda roja cruzada en el pecho como bandera, Mora apronta la vuelta. Asustó a todo el mundo River con una lesión inusual en el fútbol, es cierto, pero también es verdad que le ganó a todos los pronósticos. Hoy ya sonríe por Ezeiza y se posiciona como un espectador de lujo en el Monumental que espera recibir este año por cuarta vez en su historia el título a mejor equipo de América. La camiseta número 7 lo espera para volver saltar a la cancha. En 2018, si todo continúa evolucionando favorablemente, ya podrá estar a la orden del entrenador para volver a hacer lo que más quiere. Será uno de los mejores goles de su carrera. “Todo el tiempo pensé en volver. Nunca me bajoneé, en ningún momento. Todos los días me levanto y pienso que el día de ayer ya es una simple anécdota. Lo veo así. Ahora solo queda meterle pilas y pilas a la recuperación. Si me dejo estar, la quedo”, recalca.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

lesiónRodrigo Mora

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad