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Decenas se van y solo un puñado reporta beneficios

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La complejidad del panorama local en el mercado futbolístico no trae dinero pero sigue exportando talento.

El mercado de pases se cerró ayer oficialmente en todo el mundo y es un buen momento para hacer balance, poniendo el foco en las ventas que se han producido durante todo este último período. Un vistazo general a las tablas nos da la primera pauta: son menos los uruguayos que se fueron ahora que justo hace un año. También podemos observar que son muy pocas las ventas que dejan cifras millonarias. Apenas un puñado: Pereiro, De Pena, Leandro Rodríguez y Jaime Báez. "El mercado local ha tenido un retroceso en los últimos años", explicaba ayer a Ovación al respecto el agente Flavio Perchman, que aludía a varios motivos y muy diversos, entre ellos, por ejemplo, que ya no hay tantos equipos españoles que fichan aquí cuando hace años eran de los mejores compradores, o las reglas de Fair Play Financiero con las que la FIFA vigila a los clubes más poderosos. Lo mismo explica Marcos Méndez, vicepresidente de Juventud y quien se encargó de la Operación Báez. "Ya no se compra tanto como antes", afirma antes de explicar, con el ejemplo de la marcha de dos de sus jugadores a Chipre, por qué la mayoría de las salidas apenas dejan beneficios en los clubes: "se trata muchas veces de dar una oportunidad al jugador". Además, los contratos son cortos, porque el riesgo de alargarlos es altísimo y la gran mayoría sale libre. Agente y dirigente coinciden en que así son las reglas del juego, en un contexto único como es el del fútbol uruguayo, en el que muchos clubes no pueden ser autosuficientes y la gran mayoría de los partidos son deficitarios.

Afuera.

En los períodos de pases de los últimos dos veranos europeos se produjeron las mayores ventas nunca vistas de uruguayos: Cavani al PSG por 65 millones de euros y Luis Suárez al Barça por 81. Esta temporada no hubo ningún movimiento de semejante tamaño, pero sí que hubo varios cambios de equipos de uruguayos que militan en Europa. Los más sonados fueron: el fichaje de Stuani por el Middlesbrough y las cesiones de Jonathan Rodríguez y el "Diente" López. No fueron los únicos: Monterrey pagó 1,5 millones de euros al Napoli por Walter Gargano y el Atlas, también mexicano, pagó medio millón de euros para que la Lazio le cediese al "Tata" González. Además, Gonzalo Bueno se marchó a préstamo del Krasnodar al Madeira, Viudez y Damián Suárez llegaron libres a River Plate y Getafe respectivamente, Juan Ángel Albín fue fichado por el Veracruz por 300 mil euros. Más del doble de esa cantidad (620 mil dólares) le pagó Racing de Avellaneda a Defensa por Washington Camacho, mientras que el Buriram United tailandés pagó 1 millón de euros a la Lazio por Emiliano Alfaro.

Solo una muestra más de que la tribu charrúa sigue presente en casi cada liga del planeta.

Valverde, Schiappacasse y otros casos especiales.

Una parte de la explicación del panorama actual en el mercado global es que los clubes poderosos logran asegurarse a las grandes promesas del resto de equipos cuando éstas aún son solo diamantes por pulir. En Uruguay se han visto casos muy recientemente, como los del aurinegro Federico Valverde, ya fichado por el Real Madrid, o los de la perla de River Plate, Nicolás Schiappacasse y el franjeado Federico Ricca, ambos atados por el Atlético de Madrid. La táctica se repite: los cazatalentos encuentran a los potenciales cracks y los vinculan a su club desde muy jóvenes. Permanecen jugando allí mientras siguen su evolución, pero así los compradores se aseguran tenerlos cuando exploten, así como reducen los riesgos en caso de que finalmente se trunque una prometedora carrera. Y es esto lo que impide que los clubes más modestos saquen mayores beneficios de sus cracks: cuando lo son ya no son suyos. El mecanismo de solidaridad trata de nivelar esto con retribuciones a los clubes de formación.

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Presentación. Gastón Pereiro, en su anuncio oficial como nuevo jugador del PSV Eindhoven holandés, en el que luce el número siete.

TransferenciasJORGE ALDEA

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