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Danubio...¡estás nominado!

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Rostros serios en Danubio tras la derrota. Foto: Francisco Flores.
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La derrota fue un castigo excesivo, pero dejó a “la franja” en difícil posición en la “superserie”.

Danubio mereció más, es cierto, por lo menos un empate, pero lo real es que "no le pudo aguantar la risa" del ritmo a San Lorenzo.

El mérito del cuadro de "la franja", tal vez, es haber propuesto ese vértigo —impropio del fútbol uruguayo local— aunque no haya podido sostenerlo en el segundo tiempo, donde primero dejó de atacar, de llegar hasta el arco de enfrente, y al final terminó casi acorralado, sitiado en torno a su área, con jugadores incluso hasta se acalambraron, en una señal clara de que el esfuerzo desplegado por el cuadro de Leonardo Ramos fue realmente tremendo.

Es que, además, no es que Danubio haya corrido y metido, solamente; tuvo actitud, dinámica, ritmo, pero en la base de todo eso, también, estuvo su espíritu tradicional de fútbol de potrero.

Un símbolo elocuente de esa exposición audaz, deshinibida y hasta atrevida ante un rival que hace menos de tres meses perdió la final del Mundial de Clubes frente al mismísimo Real Madrid en un partido cerrado que el cuadrazo de CR7 "abrió" con una jugada de pelota quieta, es que jugó con un único volante de contención, si es que se puede definir de esa manera a un mediocampista de buen pie como Hamilton Pereira, y que el "Nacho" González —hábil, vivaz, inquieto— fue el que completó el "doble 5" por muchos pasajes del primer tiempo.

Hubo momentos, inclusive, en los que la personalidad colectiva del cuadro de la Curva de Maroñas fue tal, que hizo que San Lorenzo —que es buen equipo, quizá con algo de falta de peso en el área rival— pareció que le iba a dar la razón a aquel dicho de don Juan Ángel Miraglia, veterano periodista y jefe de Deportes de El País en el primer lustro de la década de los 80, quien haciendo hincapié en la gran y vistosa promoción que solía tener el fútbol argentino de entrecasa a través de publicaciones como las revistas "El Gráfico" y "Goles", poco menos que rezongaba afirmando que "los cuadros porteños juegan mejor los lunes en los kioscos".

Claro... pareció; porque Danubio, además, jugó concentrado. Acertando en las coberturas y en los relevos; aunque por ráfagas se descubriera y dejara espacios para el contragolpe de San Lorenzo, sólo por ser fiel a su esencia, porque a esa altura ya iba ganando 1 a 0 y, en medio del rigor de la alta competencia, no era como para cambiar ataque por ataque y que se expusiera de esa manera.

Lo pagó caro, al fin de cuentas: pese a buscar aire con los tres cambios, Danubio se fue quedando en forma progresiva sin respuesta, también ligó muy mal como en esa jugada "de carambola" con la cabeza de Cetto que concluyó en el segundo gol de San Lorenzo y en un grupo como el que integra en la Libertadores 2015, que completan los poderosos Corinthians y Sao Paulo, esta derrota —probablemente injusta— en el debut y como local, deja la sensación de decirle: "¡Esás nominado!"; aunque no haya venido Tinelli.

Para el presidente la presentación fue auspiciosa

“Este es un equipo juvenil y los jugadores demostraron estar a la altura de las circunstancias. Hay material para seguir mejorando y eso me deja tranquilo”, dijo tras la derrota el técnico de Danubio, Leonardo Ramos. “Me voy con bronca y con una sensación rara porque el equipo jugó muy bien, pero perdimos”, se lamentó. “Fue una lástima porque eran tres puntos muy importantes para nosotros. Pero por algo San Lorenzo es el actual campeón. De repente en algún momento nos pusimos un poco atrás. Nuestra idea era ira a buscar la victoria, y los cambios fueron para poder liquidar el partido, pero San Lorenzo también hizo variantes y le dieron resultado. Y los chicos se pusieron un poco nerviosos en los últimos minutos. Son muy jóvenes y eso pesa”, finalizó Ramos. “Para nosotros la presentación de Danubio fue muy auspiciosa. Ahora nos va a costar, pero mientras la tabla diga que se puede, seguiremos luchando”, dijo por su parte, el presidente de los de la Curva, Oscar Curutchet.

La amargura del arquero

“Fuimos superiores y merecimos llevarnos los tres puntos, pero quedó el sabor amargo de esos últimos cinco minutos”, dijo el arquero Franco Torgnascioli. “Cinco minutos inexplicables. Me hicieron un gol y no tuvimos la rebeldía para revertir y el envión de ellos fue fundamental para el segundo gol”.

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Rostros serios en Danubio tras la derrota. Foto: Francisco Flores.

COPA LIBERTADORESJORGE SAVIA

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