La mira, obviamente, tiene que estar puesta en el partido ante Chile del martes. Pero yo voy a ir un poquito más allá.

Voy a frotarme las manos, a prepararme para aplaudir el regreso de Luis Suárez a la selección. Ya sé: falta mucho, va a ser en marzo, ante Brasil, pero quiero prepararme con tiempo. Después de dos años, luego de esa sanción tan dura como cruel, volveremos a verlo con la Celeste en el pecho, y en un clásico. No sé cómo le irá a Uruguay. Pero estoy convencido, como lo estuve en el partido frente a Inglaterra, que el ‘Pistolero’ va a dejar su marca.

Por eso quiero preparame con tiempo. Tengo la máscara con su rostro. La misma que todos los periodistas del mundo utilizamos en Brasil 2014 después de conocer la sanción. Es más que un recuerdo.

Es parte de aquella indignación, de aquella impotencia que cada uno de los uruguayos sintió cuando se le desterró de Brasil como si fuese un delincuente. Lo ajusticiaron los mismos hombres de la FIFA que hoy desfilan ante el FBI y están acusados de coimas y corrupción. ¡Vaya paradoja! Dale, Luis, preparáte. Calentá que entrás... no ahora, en marzo.

DESDE EL ARCOJOSÉ MASTANDREA