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Da pena, y lugar a la sospecha

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La primera,respecto a Figueredo, es que da pena; es uruguayo y, además, hay hipócritas que se sorprenden, y hoy que está en la mala, hacen como el boxeador al que su rival lo abraza para no caerse y le saca el cuerpo para evitar que lo arrastre al suelo: antes muchos dijeron ser "solidarios con Eugenio".

JORGE SAVIA

El "bombazo" del escándalo de la FIFA tiene lecturas diversas.

La segunda tiene que ver con "la chiquita", y es que hace casi dos años varios informes de El País se refirieron a aspectos vinculados con algunos de los temas que rozan a los dirigentes y empresarios que están en el ojo de la tormenta; pero, como una denuncia de clubes uruguayos al respecto estuvo luego entrelazada con un interés económico de Tenfield, se desvirtuó el enfoque al encasillarse a los buenos en una acera y a los malos enfrente cuando, quizá por primera vez, "Paco" Casal era un granito de arena en el contexto de un enorme médano.

Tercera y última: que esto "salte" dos días antes de una instancia en FIFA donde hay intereses deportivos del fútbol sudamericano en juego parece, más que casualidad, una segunda pelota de imprevisibles efectos.

El Análisis

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