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La cuchilla agrando la herida de Defensor

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Liverpool vs. Defensor Sporting en Belvedere. Foto: Marcelo Bonjour.

EN BELVEDERE

El equipo de Jorge Da Silva recibió 10 goles en dos juegos; Liverpool un bálsamo tras la goleada.

Era el momento de repuntar para ambos equipos, pero lo que sucedió era una de las posibilidades: que uno de los dos se hundiera todavía aún más.

Liverpool todavía no había ganado en el Torneo Apertura y una victoria le urgía, mientras que Defensor Sporting venía de recibir cuatro goles... y se terminó llevando seis más.

Finalmente fue el negriazul quien pudo reaccionar, quien se impuso claramente en el juego, en el marcador y quien se llevó tres puntos que se transformaron en un bálsamo para el plantel y para el cuerpo técnico de Paulo Pezzolano.

Eso sí, el primer tiempo fue para el olvido. El mismo finalizó 1-1, pero no lo mereció porque era un 0-0 grande como el estadio Belvedere porque prácticamente no pisaron el área y porque la más clara fue un despeje que rebotó en un negriazul y que obligó a estirarse a Fuentes.

Un penal y un disparo lejano, que se transformó en golazo, fueron los goles antes del descanso y es que solo así parecía que los goles podían caer.

Pero en la charla del entretiempo, Liverpool entendió lo que tenía que cambiar. Comprendió que atacando podía ser muy peligroso. Le dio la pelota a Bryan Olivera y contó con una figura rutilante: Maureen Franco.

El “11” tuvo su primera clara con un tiro libre y no falló. Caricia que hizo que la pelota se incrustara contra el vertical izquierdo de Fuentes y festejo que significó alivio para Liverpool y también en lo personal anotando su primer gol de una cosecha que se iba a duplicar unos minutos más tarde, pero de cabeza.

El negriazul daba vuelta el marcador y empezaba a sentirse cómodo con el resultado y con el partido ya que a Defensor Sporting no le salía nada y prácticamente no le generó peligro a Jorge Bava.

La faena negriazul no iba a terminar allí porque luego de un tiro de esquina, Maximiliano Bajter estiró un poco más la ventaja. Cabezazo del “Pipi” y luego del rebote de Fuentes, zapatazo que se metió en el arco violeta.

Los hinchas del equipo del Parque Rodó no lo podían creer y la pesadilla todavía no había terminado. Faltaba un protagonista en ella, uno colorado y al que le encanta complicar rivales: Juan Ignacio Ramírez.

Había estado peleado con el arco y eso lo tenía fastidioso hasta que se sacó la mufa y no solo marcó uno, anotó dos goles, los que convirtieron la goleada en un escándalo y los que hacían disfrutar a la hinchada local.

El tanto, de penal, de Facundo Milán sirvió de poco porque ya era el final de un partido en el que la cuchilla agrandó la herida violeta.

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