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Crimen: la historia de sangre que conmueve al fútbol

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César Fernandes

Bruno Fernandes era arquero, capitán e ídolo del Flamengo cuando mandó matar a su amante. Lo condenaron a 22 años de prisión, pero la semana pasada fue liberado porque todavía no tiene sentencia definitiva. Y dice que quiere volver a jugar.

Los archivos de este caso tienen de todo. Hay aplausos de la torcida y festejos con trofeos. Grandes titulares de las páginas deportivas, así como de las policiales. Fotos de una chica en poses atrevidas como modelo o maternales con su pequeño hijo. También imágenes de un antiguo ídolo con ropa de presidiario. Y finalmente, el relato de episodios espeluznantes.

La noticia llegó escueta la semana pasada: Bruno Fernandes, exarquero y capitán de Flamengo, el club más popular de Brasil, dejó la cárcel de Belo Horizonte donde se encontraba preso desde hacía más de seis años. Había sido condenado en primera instancia a 22 años y tres meses de prisión por el asesinato de su examante, Eliza Samudio, pero el magistrado Marco Aurelio Melo, uno de los once miembros del Supremo Tribunal Federal, resolvió que debe permanecer en libertad mientras no se dicta la sentencia definitiva.

Poco después, otra información: Bruno afirmó que pretende volver al fútbol y que tiene ofertas de dos clubes, cuyos nombres no reveló. Flamengo apresuró a anunciar que no aceptaría el regreso de su antiguo ídolo. En el fútbol no faltan historias oscuras, de cracks que cayeron por la pendiente de la droga, el alcohol o el delito. Pero acaso ninguna tan terrible como esta.

Bruno Fernandes nació hace 32 años en una favela de Riberão das Neves, un suburbio de Belo Horizonte. Sus padres lo abandonaron cuando tenía tres meses y lo crió una abuela. Como en tantos casos, escapó de la pobreza gracias al fútbol. Desde muy joven se mostró como un buen arquero, lo cual lo llevó al Atlético Mineiro. Después pasó al Corinthians, pero no llegó a jugar por problemas con los dirigentes y se fue al Flamengo. Allí debutó enseguida por la lesión del titular. Después de algunas actuaciones irregulares se convirtió en ídolo de la noche a la mañana: atajó dos penales en la final del Campeonato Carioca de 2007 que le dieron el título a su equipo. Desde entonces no dejó de progresar. Se convirtió en figura y capitán del Mengao, e incluso comenzó a convertir goles de penal o de tiro libre. Muchos llegaron a pensar en él como golero titular de Brasil en el Mundial 2010. La fama le trajo dinero, buena ropa, autos y también descontrol. Pese a estar casado con Dayanne Rodrigues y tener dos hijas, Bruno comenzó a frecuentar fiestas con alcohol, drogas y prostitutas.

También Eliza buscó su propio camino a la fama. Nacida en Foz de Iguazú en 1985, desde jovencita quiso triunfar como modelo. A los 20 años se mudó a San Pablo, donde no tuvo las propuestas laborales que soñaba. Aceptó entonces participar en películas pornográficas bajo el nombre artístico de Fernanda Farías. También comenzó a frecuentar esos bacanales de futbolistas.

El encuentro entre ambos se produjo una noche de 2008, según testigos, o de 2009, según él. La primera vez que tuvieron sexo, al futbolista se le rompió el condón, lo que lo hizo entrar en pánico por temor al sida. No hubo tal contagio, pero ella quedó embarazada. Contra los reclamos de Bruno para que abortara, Eliza decidió tener a su hijo y lo llamó Bruno Jr. Además, le reclamó el reconocimiento de la paternidad y el pago de una pensión.

La situación entre ambos se volvió muy tensa. Ella presentó una denuncia policial contra el arquero, acusándolo de haberla agredido, secuestrado y amenazado de muerte, incluso de haberle suministrado sustancias abortivas. Pero un día él la llamó para anunciarle que quería un arreglo. La mandó a buscar a través de un amigo. Y no se supo más de ella.

Cuando la policía comenzó a investigar, inevitablemente llegó hasta Fernandes. Los cabos sueltos comenzaron a unirse cuando Sergio Rosa, un primo del arquero, de 17 años, fue detenido en Barra da Tijuca. El joven confesó que junto a un amigo, Luiz Henrique Romão, identificado por el apodo de Macarrão, habían subido a Eliza a un auto —bajo el pretexto de que la llevaban a solucionar el tema con su examante— y la golpearon hasta hacerle perder el sentido. Así se la llevaron al arquero.

"Ustedes deben resolver este problema. Yo no quiero tener problemas y no quiero saber nada del asunto", les dijo Fernandes, según el expediente judicial. Entonces, Rosa y Romão la trasladaron todavía viva hasta la casa de Marcos Aparecido dos Santos, conocido como Nenem, un expolicía que se había hecho fama de eficiente para hacer desaparecer cadáveres sin dejar evidencias. En esa finca la torturaron y luego la estrangularon.

El cuerpo de Eliza todavía no apareció. Según versiones de prensa que la policía no confirmó, sus matadores la descuartizaron, echaron los restos a unos perros rottweillers y luego enterraron lo que quedaba de ella en cemento.

Bruno actuó como una persona "violenta, fría y disimulada", para articular la "trama diabólica", afirmó la jueza la jueza Marixa Fabiane Rodrigues. En 2013, Fernandes, Romão y Aparecido recibieron pesadas condenas. Además, Fernanda de Castro, una exnovia del futbolista, fue condenada a cinco años de prisión porque sabía del secuestro y cuidó del bebé de Eliza durante varios días tras la desaparición de Samudio. Dayanne Rodrigues fue exonerada de culpa. Rosa no llegó al juicio: fue asesinado de seis tiros por dos hombres en moto.

El futbolista pasó por dos presidios de seguridad máxima, bajo severas condiciones. "La comida la servían en una pala", relató en una entrevista. También, aseguró, quiso suicidarse: "Até una tela en la ventana, que era alta, me la coloqué en el cuello y salté. Pero la cuerda se rompió y caí al suelo". Finalmente fue trasladado al instituto de reclusión "modelo" de Santa Luzía. Además, en la cárcel se casó con una dentista, Ingrid Calheiros.

Tras su salida en libertad, Bruno asegura que tiene dos ofertas para volver a jugar. Lo singular del caso es que durante los años de cárcel firmó un contrato con Montes Claros, un pequeño club de la segunda división de Minas Gerais, aunque nunca pudo defender su arco ya que necesitaba el traslado a la cárcel de Montes Claros, que no fue autorizado. Y el presidente de esta institución asegura que el vínculo tiene vigencia hasta 2019, por lo cual los interesados en el pase tendrán que hablar primero con él.

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