DESDE EL ARCO

Se fue Brian Rodríguez a la MLS de Estados Unidos. Se terminó la novela, los mails, las idas y vueltas, y el pase finalmente se concretó. Jugó poco pero rindió mucho en Peñarol y en la Sub 20. No se lo pudo disfrutar casi nada porque apenas despegó, lo vinieron a buscar, y se negoció en cifra récord. A Peñarol le quedaron algo más de cinco millones de dólares y un gran vacío en el equipo.

También se fue Leonardo Fernández, otro juvenil que pintaba para romperla también en la segunda parte del año. Pilar y guía futbolístico de Fénix y también en la selección panamericana. Uno de los mejores valores que tuvo el pasado Torneo Apertura. Tiene todo para crecer y seguir mejorando su clase. Hoy por hoy, espera club. Tigres adquirió su ficha y espera poder contar con él, o quizás cederlo a préstamo hasta que libere un cupo de extranjeros.

Y hay otro crack que se fue de las canchas, pero por lesión: Rodrigo Amaral rompió ligamentos en una de sus rodillas en su mejor momento físico y futbolístico. Una baja sensible para Nacional, pero también para el Campeonato Uruguayo que pierde a una de sus figuras.

Los jóvenes se van, Y se seguirán yendo, porque este es un fútbol netamente exportador y no tiene dinero para grandes adquisiciones. Es, diría yo, un fútbol retro; con Gargano, Valdéz, Scotti, Abreu, Viatri, “Nacho” González, Pellejero, y algún otro veterano que sigue dándole a la redonda y no quiere aflojar.

La generación “del medio” se va y se seguirá yendo. Los cracks del futuro los disfrutan otros porque tienen dólares. Es así.