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El clásico será decisivo para Nacional y también para Álvaro Gutiérrez

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Álvaro Gutiérrez entrenador del Club Nacional de Football. Foto: Marcelo Bonjour.
Marcelo Bonjour

TORNEO INTERMEDIO

El nivel de juego, algunas decisiones polémicas y el rechazo de los hinchas suman en contra del DT que tiene su futuro en vilo.

La situación en Nacional es peculiar, porque la luz de peligro todavía no se encendió pero en los dirigentes existe la sensación de que la amenaza de dejar escapar el Campeonato Uruguayo va creciendo. Nadie lo confirmará ante un grabador o una cámara, pero ya se considera que lo que ocurra en la contienda clásica que cerrará la fase de grupos del Torneo Intermedio será decisiva para definir el futuro de Álvaro Gutiérrez en la conducción técnica del plantel principal.

Para llegar a este punto se toman en cuenta muchas situaciones que se fueron acumulando, algunas de las cuales tienen que ver con las imágenes que ofrece el equipo dentro del campo y otras con diferencias que se crearon en los diálogos mantenidos con el entrenador para resolver diferentes aspectos que hacen a la vida deportiva y económica de la institución. Por ejemplo, la enorme delegación que se armó para ir a Miami a desarrollar la pretemporada.

En aquella ocasión no fue posible hacerle entender al “Guti” la situación económica en la que se encontraba Nacional y lo poco que contribuía al trabajo colectivo sumar al viaje a jugadores que no iban a ser tenidos en cuenta. En algún caso, que hasta se iba a desvincular del club.

En realidad las pequeñas “tormentas” empezaron a gestarse en las apreciaciones que Gutiérrez realizó sobre las incorporaciones que creía necesarias realizar para encarar la segunda parte del año. A los dirigentes les llamó poderosamente la atención que los argumentos esgrimidos fueran exclusivamente los de la confianza que podía tenerle a algunos futbolistas por el haber rendido cuando estuvieron bajo su mandato, sin importar el tiempo que haya transcurrido desde aquel entonces y el nivel actual que exhibieran dichos profesionales.

En ese caso, hasta hubo alguna discusión fuerte que incluyó una recriminación del DT hacia los dirigentes por no valorar lo que había logrado al acortar la distancia en la Tabla Anual.

Un hecho que se reiteró ante el planteo de que analizara la posibilidad de darle una mayor cabida a futbolistas de la cantera en detrimento de jugadores que no venían actuando en gran forma.

Sin perjuicio de ello, el panorama comenzó a complicarse en gran medida tras lo acontecido en el clásico disputado en Miami. La determinación del “Guti” de realizar muchas modificaciones, lo que minimizó el poderío del equipo y terminó ocasionando la derrota, dejó una marca muy fuerte en la interna tricolor.

Esa huella no desapareció. Está ahí. Aunque no aparece en la primera plana, se verá crecida si en la séptima fecha del Intermedio Peñarol vuelve a terminar la contienda clásica con la felicidad que entrega llevarse los tres puntos.

Además, Gutiérrez tampoco se ha protegido con el gran escudo que pudo haber utilizado para que las críticas no fueran tan potentes. No le ha dado participación a los jóvenes que desde las filas parquenses se entiende que están en condiciones de darle al equipo un salto de calidad.

Las recriminaciones en este sentido se fortalecieron con lo que sucedió en Porto Alegre ante Inter, cuando un equipo que precisaba tener una reacción lo que hizo con los cambios fue sumar más edad y no mayor intensidad o velocidad en su juego.

Como son escasas o nulas las inclusiones de Thiago Vecino, Pablo García, Emiliano Martínez y Mathías Laborda, se provoca malestar en directivos y aficionados. Y eso no hace otra cosa que sumar en su contra. El equipo no alcanza el rendimiento que se desea y llueven más comentarios ácidos en las redes sociales sobre un estilo de juego que no conforma en absoluto.

Por otra parte, tampoco puede protegerse Gutiérrez con una supuesta debilidad que podría tener la actual dirigencia. Que se haya cambiado la conducción técnica en este mismo Campeonato Uruguayo no le hará más fuerte. El presidente José Decurnex ya ha dado muestras suficientes de ser firme y resolutivo. No le tembló ni el pulso ni la voz para comunicarle a algunos futbolistas que no los iba a tener en cuenta y tampoco al técnico Eduardo Domínguez, al que había ido a buscar considerando que podía transformar deportivamente a Nacional.

O sea, una nueva derrota clásica es más fuerte que cualquier otra cosa. Y mucho más cuando se dejaría escapar la oportunidad de quedar casi pegado a Peñarol en la tabla Anual.

Nadie lo establecerá de frente a una cámara de TV o un micrófono, pero ya se comenta que lo que ocurrirá el 1° de setiembre definirá el futuro de Nacional. Si no hay triunfo, vendrá un cambio.

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