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Con la cinta grabada a fuego

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Diego Godín y Diego Lugano.
Diego Godín y Diego Lugano.
Foto: archivo El País.

SELECCIÓN

"Después de Obdulio, Diego es el capitán más grande de la historia de Uruguay", dijo Lugano sobre su amigo Godín

Diego Godín y Diego Lugano

Son amigos, puedo asegurar que los unen lazos muy fuertes. Uno grabó con fuego su liderazgo carismático, potente. El otro está dejando su huella -también indeleble- con un mensaje firme e inquebrantable.

Son amigos, puedo asegurar que parecen cortados por la misma tijera, aunque encaren su capitanía con diferencias. Uno es más sanguíneo, de cara más ruda. Su voz irrumpe con potencia. El otro es más intelectual, quizás entregue un rostro menos intimidante, con voz más suave, pero es tan guerrero como su antecesor. Nadie puede engañarse, a la hora de ir al frente ni Diego Lugano ni Diego Godín dan un paso para atrás.

Los une la Selección, sus ideales claros e innegociables. Quisieron llevar a Uruguay a los primeros planos del fútbol mundial y defendieron la unidad del grupo, fortalecieron sus raíces. Son dos columnas del proceso que Óscar Tabárez inició en 2006.

Son amigos, puedo asegurar que tienen mucho en común. Su autoridad no se niega. Emana de su valentía para afrontar los retos más grandes, de su entereza para poner la cara ante la adversidad, de su grandeza para ponderar a los compañeros. Son héroes, batalladores inclaudicables. No hubo dolencia física alguna que los alejara del desafío.

Son amigos, puedo asegurar que casi se sienten hermanos. Que con sus arengas, charlas de vestuario o rondas de mate fueron o son los psicólogos, los generales, los primeros soldados, los historiadores que evocan hazañas inspiradoras. Que sus camisetas empapadas y sus esfuerzos por trancar de la forma que sea -de la primera hasta la última pelota- potenciaron el sentimiento por la Celeste.

Son amigos, puedo asegurar que comparten una carrera llena de éxitos. Ganaron partidos, finales, se convirtieron en ídolos. Borraron de la cancha a los rivales más duros. Marcaron goles decisivos. Se hicieron respetar en cualquier cancha y ante cualquier lugar. Los hinchas de sus equipos los veneran, los rivales los respetan. Sí, les temen.

Son amigos, puedo asegurar que los dos se metieron en la historia. Son un ejemplo como capitanes. Heredaron por responsabilidad, convencimiento, comportamiento y decisión, la sangre de José Nasazzi y Obdulio Varela. Por honor, el grado de obediencia conseguido, por temple y calidad el brazalete les quedó pintado. Me atrevo a decir que estos dos amigos deben tener grabado en su sangre esa cinta que los inmortalizará para siempre.

Entraron en el selecto grupo de los grandes capitanes de la Selección uruguaya de fútbol y jamás podrán quitarlos de allí. Podrán venir otros que lo hagan tan bien, que sigan sus pasos, que transmitan tanta fuerza, pero no podrán borrar su marca. Porque a estos dos capitanes, además de seguirlos a capa y espada sus valientes compañeros, también los acompaña el sentimiento del hincha.

El día que Lugano se retiró, Godín escribió en las redes sociales: “Tota, fue un placer y un orgullo haber compartido mil batallas y una suerte haberte tenido como compañero y capitán para poder aprender de tu ejemplo de compromiso y pasión. Te entregaste en cuerpo y alma. Te deseo mucha suerte en esta nueva etapa de tu vida. ¡Gracias por todo, amigo!”.

Lugano, en tanto, recientemente en Sao Paulo le dijo a Ovación sobre Godín. “Seguramente, después de Obdulio Varela, el ‘Faraón’ es el capitán más importante en la historia de la Selección. Por muchas cosas, por el nivel deportivo, por el intelecto, por una moralidad impresionante. Siento orgullo por lo que hizo Diego. Por actitudes humanas, futbolísticas y morales que tiene, a Diego le fue fácil ocupar el lugar que pude haber dejado. Juega más que yo, es mucho más coherente, más perfil bajo. Es una fiera”.

En 2014, después de uno de los entrenamientos de Uruguay en plena Copa del Mundo, sabiendo que su rodilla no aguantaba más y que su compañero de zaga iba a tener que ejercer el liderazgo, Lugano lanzó una frase que terminó convirtiéndose en premonitoria: “Diego, andá preparándote, mirá que vas a tener que agarrar la posta ehh...".

Y la agarró, porque ya estaba preparado para hacerlo, porque tenía el gen especial que se necesita.

Lo curioso es que la banda pegada a ese brazo izquierdo pasó del número 2 al número 3. Como si las propias camisetas les encomendaran que había que darle continuidad a la transmisión de valores, a la defensa de los principios. Por Uruguay todo. Y algo más también.

Para Godín no será fácil alcanzar el registro de Lugano. Aquellos 86 partidos como capitán parecen muy lejanos para un “Faraón” que hoy suma 48 cotejos internacionales portando el brazalete. Debería tener una campaña perfecta -sin lesiones ni suspensiones- y una racha de resultados celestes ultra positivos, como para meterse en la definiciones de las dos Copas América que vienen (2019 y 2019 y 2020) y hasta otra presencia similar en el Mundial de Catar para quedar a tiro.

Igualmente, ese número no cambia para nada la realidad que refleja una trayectoria intachable. Además, Godín ostenta un rubro que también lo hace único: es el jugador con más partidos disputados con la Celeste.

capitanato

Godín va a superar a Paolo y a Nasazzi

En el Mundial de Rusia 2018, Diego Godín se convirtió en el capitán celeste con mayor cantidad de partidos mundialistas: 8. Superó la línea de Diego Lugano, Obdulio Varela y Horacio Troche (todos con 7). En el ranking histórico, el “Faraón” está próximo a superar a Paolo Montero (fue capitán entre 1997 y 2005) y José Nasazzi (capitán entre 1923 y 1936), que acumularon, cada uno, 49 internacionales con el brazalete. Por delante y con un registro que también superará el actual zaguero del Atlético de Madrid está Rodolfo Rodríguez con 54 cotejos como capitán celeste entre 1980 y 1986. Muy atrás Godín ya dejó a Enzo Francescoli (fue capitán entre los años 1989 y 1997) que llegó a 35 partidos, William Martínez con 32 (entre 1954 y 1964) y Alfredo Foglino con 30 (entre 1916 y 1921). En caso de llegar al Mundial de Catar, además, será el capitán de la Celeste con más mundiales disputados.

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