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“Mi cuadro es ofensivo y me quedo corto porque no son once los jugadores con los que disfruté jugar. En muchos años de fútbol juntos o a veces en contra tuve la suerte de estar compartiendo momentos con grandes jugadores. En el equipo podría haber puesto a Diego, Morena, Victorino, ‘Cacho’ Blanco o Ruben Paz por nombrar uruguayos. Alex Aguinaga, Ricardo Peláez, Miguel Tendillo, Ricardo Arias, Roberto (Fernández Bonillo), Joaquín (Alonso), jugadores que disfrutaban el fútbol como yo. Tengo que pedir disculpas porque seguro se me olvidan muchos nombres que caminaron conmigo y también festejaron hazañas. Muchos de ellos se esforzaron para lograr los objetivos que buscábamos al correr detrás de una pelota”, opinó Wilmar Cabrera.

“Ufff. Me toca nombrar a alguien que en nuestro fútbol cada clásico que nos tocó jugar era un combate. Yo iba, el ‘Indio’ Walter Olivera iba, era un choque premeditado para sacar ventajas y que se terminaba en el minuto 90. Lo sentíamos así. Se jugaba sucio, fuerte, pero leal. En Europa el alemán Uli Stielike o Andoni Goikoetxea, que se tiraban a partirte”.

“Seguro en primer lugar elijo el cabezazo del clásico antes de irme. Hay otros emocionantes, como contra Argentinos Juniors, también de cabeza, para pasar a la semifinales de la Supercopa. Y otro con la Selección, también de cabeza para llegar a la final de la Copa América. Y agrego que por jugar en varias posiciones hacer goles era una satisfacción diferente”.

“No era fácil para alguien que tomó un ómnibus de Cerrillos con un bolsito con zapatos de fútbol llegar al Parque Central de aspirante y tratar de jugar bien para llegar a algún sitio imaginario. Quizás apresurarme a salir del Sporting de Gijon y volver a Sudamérica, porque renuncie a contratos para estar más cerca de mi paisito. Hoy no lo haría seguro”.

“Mi lugar en el mundo es mi pueblo. Aquí nací, aquí crecí hasta los 17 años. Aquí corrí por los campos y los baldíos soñando con lo que quería hacer. Con el paso de los años me metí en la casa de mis vecinos y amigos que me leían en un diario o me veían en la TV. No lo cambio. Es mi sitio, mi casa. Seguro que hay lugares hermosos, pero Los Cerrillos es mi casa”.

“Me tocó jugar en equipos muy competitivos, con grandes compañeros. Pero voy a nombrar tres: Nacional de 1980, aunque era suplente pero marcó mi carrera, la Selección de 1983 campeona de la Copa América y el Nacional también de 1983. Disfruté mucho mi carrera, porque me divertí, lloré porque gané o lloré porque perdí”.