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“Tengo que armar dos equipos y le doy preferencia al de 1971 porque fue el primero que levantó la Libertadores para el club y eso tiene un peso superlativo. Además, tenía a grandes fenómenos. Pero el de 1980 también fue impresionante, porque se logró una formidable conjunción entre el cuerpo técnico y los jugadores. Además, para ser justo, se merecen estar en cualquier once ideal que se arme jugadores como Rodolfo Rodríguez, Hugo De León, el ‘Chico’ Moreira, Washington González, Eduardo De la Peña, Arsenio Luzardo, Alberto Bica, Waldemar Victorino. Y ojo, estoy dejando afuera también a monstruos contra los que pude jugar como Pelé, Johan Cruyff y Franz Beckenbauer. O un crack increíble como Diego Maradona”, contó Juan Carlos Blanco.

“Creo que tanto Estudiantes como Inter, en las finales de la Libertadores, fueron los rivales más duros. Quizás la final en Lima fue la menos dura porque la ganamos 2-0, pero en el Centenario apenas pudimos ganar 1-0 y con un rival que no dejó de luchar. Con Inter en Montevideo fue sumamente apretado. El jugador más difícil que tuve que enfrentar fue Juan Joya”.

“Para mí el mejor es el único que le hice a Peñarol en Primera división. Fue en el año 1971 en el segundo clásico por Copa Libertadores. Fue sobre el arco de la Colombes y tras un pase de Ildo Maneiro. El ‘Chiquito’ Mazurkiewicz estaba siendo la gran figura, pero en un espacio libre que dejó Luis Cubilla quedé mano a mano. Ese día, además, nació mi hija María Fernanda”.

“El error lo cometí al haberme ido del Zaragoza un año antes de lo debido. Tenía que haberme quedado una temporada más y llegar a Uruguay cuando se iniciaba el proceso del año 1980. El club quería que me quedara un año más porque llegaba un prestigioso técnico yugoslavo (Vujadin) Boskov, que después dirigió al Real Madrid, y hubiese aprendido muchísimo de él”.

“Donde vivo hoy, en Uruguay y en Montevideo. Podría nombrar muchos lugares bellísimos, pero lo que me motiva es estar cerca de mi familia, mis hijos, mis nietos, que son la razón de mi vida. Después en Dolores porque es el lugar donde nací, donde crecí con mis padres y mis hermanos y en Zaragoza, porque tengo entrañables amigos que son como de la familia”.

“Voy a nombrar dos, el Nacional de 1971 y el Nacional de 1980. Fueron dos equipos con procesos diferentes pero que funcionaron a la perfección. El del 71 para mí el equipo soñado, todos quisiéramos tener a un Manga, un Artime o a un Cubilla. Y el del 80 recuerdo que casi se armó de la noche a la mañana y terminó dando la vuelta”.