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“Soy un enamorado del fútbol bien jugado, así que no puedo hacer otra cosa que elegir a jugadores mágicos. Ya sé, seguramente alguno podrá preguntarme: ¿quién marca?, pero yo digo para qué pensar en marcar si cuando este equipo tenga la pelota no se la van a poder quitar. Y, además, con el equipo que armo, si me hacen un gol estoy seguro que les hacemos tres. Y cuánto más me quieran complicar, más goles les vamos a hacer. Estos son los jugadores que a mí me gustan, que me encantaría poder armar en un once ideal y que, naturalmente, disfrutaría al verlo dentro de una cancha de fútbol. Me parece que el trato de pelota y los movimientos de este equipo serían maravillosos. Habría magia en toda la cancha”, afirma Arsenio Luzardo.

“Creo que más allá de lo dura que fue la final con el Inter de Porto Alegre y la semifinal con el Olimpia campeón de la Libertadores anterior, el rival más duro fue el Nottingham Forest en la final de la Intercontinental. Ese equipo inglés, que quizás era desconocido para nosotros, nos hizo sufrir mucho en las pelotas quietas. Atacaban con dureza”.

“Mi mejor gol lo hice en el año 1977, en un amistoso en Treinta Tres. Con 17 años yo estaba en la Selección y enfrentamos a Peñarol, que de arquero tenía a Ladislao Mazurkiewicz. En un tiro libre cerca del banco de suplentes. Le pegué fuerte, de chanfle y al segundo palo: ‘Mazurka’ pensó que iba a afuera pero entró en el ángulo. Fue un momento inolvidable”.

“En el año 1992 cometí el error de irme de Huelva, pero un poco obligado porque el Recreativo no se pudo acoger al plan de saneamiento y yo tenía un contrato hasta esa temporada. El club había bajado a Segunda B por las deudas y como plaza de extranjero no me podían renovar. El presidente me habló para que me quedara a trabajar, pero con 32 años me fui a Seúl”.

“En estos momentos estoy en Treinta y Tres porque lo elegí, porque quiero estar en mi ciudad, aquí tengo mis raíces. Estas son mis calles, mis barrios y por suerte la gente me tiene mucho cariño, pero mi corazón está repartido entre esta ciudad y Huelva. Es una ciudad maravillosa, me recibieron con mucho afecto. Me tengo que repartir porque amo a esa tierra”.

“El mejor que integré fue el Nacional del 80. Un equipo con figuras jóvenes, con figuras históricas, teníamos un equipo que marcó una época: Rodolfo, el ‘Chico’ Moreira, ‘Cacho’ Blanco, el Hugo, Washington González, Eduardo De la Peña, Víctor Espárrago, yo, Alberto Bica, Victorino y el ‘Cascarilla’. Era un equipazo. Jugábamos de memoria”