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“Armo un equipo especial y me tengo que poner en él (risas). Como puedo elegir, aunque no es nada fácil porque a lo largo de la carrera deportiva compartí equipo con grandes jugadores y tuve de rivales también a extraordinarios futbolistas, me hago un once con jugadores de mucha personalidad, pero que tenga como principales características el talento para crear, la velocidad para atacar y, fundamentalmente, gol. Así que por las puntas pongo a dos jugadores rápidos y en la defensa en el mediocampo coloco a jugadores técnicos pero que metían como leones. Como se suele decir, un equipo equilibrado. Completo. Y, especialmente, capacitado para sacar ventaja en todas las situaciones del juego. Ese es mi once ideal”, comentó Alfredo de los Santos.

“No hay partido más duro que los encuentros clásicos. Es así en Uruguay y en cualquier parte del mundo. Además, los clásicos que yo tuve la fortuna de poder disputar se jugaban a muerte. Es auténtico, cada pelota era la última, cada acción más decisiva que la anterior. Estar en la cancha era un desafío constante. Así que los partidos más duros fueron los clásicos”.

“Si para mí lo más duro eran los cotejos clásicos, tengo que establecer que le doy más valor a un gol en esos partidos que en otros. Así que, en ese caso, el mejor gol de mi carrera se lo hice a Peñarol en un clásico por la Liga Mayor. Ese día les ganamos 2-1 y el otro gol nuestro lo hizo Juan Ramón Carrasco. El arquero de Peñarol era el ‘Flaco’ Jorge Fossati”.

“Cuando uno toma las decisiones lo hace sobre la base de las circunstancias que se presentan en ese momento y siempre es convencido de que es lo mejor, pero el paso del tiempo puede cambiar la perspectiva. Hoy creo que el error más grande de mi carrera lo cometí al quedarme tantos años en River Plate de Argentina. Fueron siete años y no jugué tantos partidos”.

“La verdad, hay lugares muy lindos en todas partes y el fútbol, por suerte, me permitió conocer ciudades de América, de Europa, pero no cambio por nada del mundo a mi país y, especialmente, Punta del Este. Es donde nací, donde viví mi infancia, donde me crié. Es mi tierra y mi paraíso en el mundo. Y no es que sea algo tonto para elegir, porque es hermosa”.

“En este caso lo que voy a decir es que el mejor equipo en el que estuve fue el Barcelona de Ecuador. Lo distingo por una razón concluyente: allí me dieron un lugar importante, me trataron con respeto y, debo remarcarlo, me emociona que siga siendo recordado hasta ahora. Estuve allí en 1985 y 1986”.