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“Podría hacer un montón de equipos con los jugadores que me gustaron, pero yo me quedo con el equipo que integré en Nacional en 1980 y en parte del 81. Ese equipo en todas sus líneas tenía jugadores jóvenes, algunos no tanto y otros con una experiencia muy grande. Teníamos un arquero que daba una seguridad tremenda, zagueros que jamás tiraban un pelotazo, sino que te metían un pase largo espectacular, dos laterales que eran fenómenos con velocidad y precisión. En el medio había un cuadrazo porque todos jugaban la pelota siempre redondita. Tuvimos un equipo muy completo, arriba estaba Victorino, un jugador muy vivo y con un olfato impresionante, y ‘Cascarilla’ que era extraordinario”, expresó Alberto Bica.

“Jugué contra rivales durísimos, pero me acuerdo en la gira que la Selección hizo previa al Mundialito del 80 por Europa nos tocó jugar en el San Siro contra la Italia que jugado en el Mundial de Argentina. Atrás estaban Scirea, Cabrini y arriba Bettega, Causio. Terminamos perdiendo 1-0 con gol de Graziani. Fue durísimo. Otro partido que sufrí fue un 1-5 contra Brasil”.

“Hay uno, por lo vistoso, que le hice a Defensor. Una pelota que agarré de sobrepique yendo hacia la Colombes, casi como un ocho, lejos del área, y se metió en el ángulo. Pero el gol que más recuerdo y más disfruté fue uno que hice en un clásico. Enfrente estaba un jugador que era ídolo como el ‘Chiquito’ Mazurkiewicz. Hacerle un gol a él fue muy lindo y lo digo con respeto”.

“Es difícil hablar de eso, pero hubo dos apuros en mi carrera, que también dieron pase a otras circunstancias que no me arrepiento de haberlas vivido. Haberme ido tan rápido de River de Argentina cuando no necesitaba hacerlo es uno de ellos. Y el otro fue similar, me apuré a salir de San Lorenzo que tampoco tenía la necesidad hacia Unión de Santa Fe. Lo hice por plata”.

“El fútbol me llevó a pasear por un montón de lados. Colombia es preciosa, mi hijo incluso es caleño, pero viví diferentes etapas. El lugar que elegí para vivir, que es Ciudad de la Costa, me apasiona, aunque ya no es lo mismo. El Puerto de Tela, en Centroamérica, es un lugar maravilloso. Hoy, aunque te parezca mentira, me quedaría en Aiguá. Es mágico”.

“Además del Nacional del 80, lo que me dio a mí experiencia como conjunto y donde no todos proveníamos de las mismas inferiores, fue la Selección juvenil de 1977. Don Raúl Bentancur armó una camada espectacular y ese equipo juvenil tenía una calidad técnica increíble. Hubo jugadores que marcaron una época en Uruguay”.