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Un chispazo: el gol más rápido de la historia es uruguayo

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Foto: Daniel Rojas
Danilo Barboza

HISTORIAS

Ricardo Olivera y el recuerdo imborrable de un zapatazo que fue directo al arco rival y también al Récord Mundial Guinness hace 20 años.

Un alto porcentaje de futbolistas que sueñan con ser profesionales no llegan. El sueño se rompe en el camino y por una razón u otra, ese anhelo queda en la nada. Ricardo Olivera fue uno de los tantos jugadores que lo intentó, pero no pudo. De todas maneras, forma parte de la rica historia de este deporte tan popular sin haber tenido una carrera exitosa ni de relevancia internacional.

La noche del 26 de diciembre de 1998, mientras el común denominador de la gente estaba con la cabeza en las fiestas, saliendo de Navidad para ya pensar en Año Nuevo, el “Chispero” jugó un partido en el que fue el gran protagonista.

Anotó un gol en la inauguración del Parque Ariel de la ciudad de José Enrique Rodó, donde Soriano Interior recibía a Río Negro Capital. Ese encuentro terminó 1-1 y fue válido por la primera fase de la Copa de Selecciones de la Organización del Fútbol del Interior. Pero no fue un partido más.

Quedó grabado en la memoria del “Chispero” y también del mundo del fútbol. Es que ese gol que anotó Olivera se convirtió en el más rápido de la historia de este deporte, entró en el libro Guinness y hasta ahora nadie pudo superar ese tiempo de apenas 2,8 segundos en poner la pelota en el arco rival.

El miércoles se cumplirán 20 años de esa noche tan impensada como inesperada, pero como siempre suele decirse, las cosas pasan por algo.

Y aquel gol de Olivera no fue un hijo del azar. Aunque tuvo una cuota de fortuna, todo había sido premeditado y hasta había recibido algunos piques previos, pero sobre todo, entrenó esa jugada que se inmortalizó con el paso del tiempo.

Mario Luizzi, el director técnico de esa selección de Río Negro Capital, había llevado al entrenamiento la jugada porque las reglas habían cambiado y se podía rematar al arco en el saque inicial.

Pero había otro secreto: Luizzi tenía estudiado el movimiento de los arqueros antes de que la pelota empezara a rodar y veía que muchos se adelantaban. No falló.

“Esa jugada la trajo el técnico y la probamos varias veces. Yo no era el encargado de sacar del medio pero ese día mis compañeros me dieron la confianza y la verdad me animé porque había sido de los últimos que había probado en las prácticas”, recordó el “Chispero” Olivera.

El apodo se debe a que se crió en la localidad de Sacachispas, también conocida como Villa Darwin, ubicada al noroeste del departamento de Soriano. “Nací en Mercedes, pero mis padres vivían allá y mi niñez fue toda ahí”, contó el hoy entrenador de fútbol que hace pocos días dejó de ser el técnico de una de las categorías juveniles de Anglo, club emblemático de Fray Bentos.

En el recordado partido, ese gol marcó su vida. “Fue un sueño realmente porque sabía que algún día se podía dar. Un compañero me dijo, ‘te la toco y le pegás’ y le dije que no, que le iba a dar de primera. No sé cómo explicarlo porque no le di tan fuerte a la pelota tampoco, pero al estar el golero algo adelantado y lograr un buen efecto se terminó metiendo en el ángulo”, dijo entre risas Olivera.

Antes de ese episodio, el “Chispero” viajó a Montevideo a probar suerte para insertarse en el fútbol profesional. Eso implicaba dejar su ciudad, instalarse en la capital uruguaya durante algunas semanas y mostrar todo su potencial dentro de una cancha de fútbol.

Wanderers fue el club elegido para hacer las pruebas y estuvo 20 días entrenando en las juveniles del bohemio.

Sin embargo, el sueño de ser jugador profesional se desvaneció cuando se cumplió el plazo de la prueba.

“Fue una muy linda experiencia, disfrutable, pero ¿sabés lo que me dijeron? ‘mirá, tenés condiciones como para seguir y jugar. Te podés quedar, pero tenés que hacerte cargo de todo’. Y hacerme cargo de todo implicaba conseguirme una casa para vivir, pagar un alquiler, pagarme los boletos para ir a entrenar, la comida y demás gastos que implicaban estar en otra ciudad que no era la mía”, recordó.

El regreso al fútbol del interior lo llevó a ponerse la camiseta de 18 de Julio, club que tiene un reconocido semillero de jugadores profesionales, como por ejemplo, Lucas Torreira, el fraybentino que es figura en el Arsenal de Inglaterra.

Al año de comenzar su campaña en el equipo de Fray Bentos fue convocado para ponerse la camiseta de la selección de Río Negro Capital, donde jugó varias temporadas.

Acaso la más recordada fue la de 1998. Ese 26 de diciembre ya es imborrable para el “Chispero” y todo el mundo se lo hace saber. “La gente acá se da cuenta quién soy, pero afuera capaz que ni saben. Después de hacer el gol me llamaron de todos lados, vinieron a hacerme un montón de entrevistas de radio, televisión y diarios porque era y es hasta ahora el gol más rápido del mundo en un partido de fútbol oficial”, dijo Olivera.

Y entre tantas notas y el paso del tiempo, hace algunos años lo llamaron de O’Globo de Brasil porque querían hacerle una entrevista en el balneario Las Cañas, pero no era por su gol, sino para desafiarlo.

Los periodistas brasileños aseguraban que en su país se había convertido el gol más rápido del mundo. “Me llamaron y me dijeron eso. Les dije que me explicaran cómo había sido. Me contaron que un jugador le tocó la pelota a otro y remató al arco. Ahí ya pasó más tiempo que el mío porque yo le pegué de una al momento de sacar”, explicó Ricardo Olivera.

En Fray Bentos lo llaman por su apodo o también le gritan “World Récord”. “Me genera una alegría muy grande que se acuerden del gol, del momento y de lo que significó eso. Yo no pude ser jugador profesional pero eso me guió a seguir jugando después y cuando dejé de hacerlo y pasé a ser entrenador, me ayudó mucho a formar chiquilines, a contarles de mi experiencia y por supuesto a alentarlos a que nunca bajen los brazos persiguiendo sus sueños. Porque si están acá en una cancha es porque en el día de mañana quieren dedicarse a eso. Todos sabemos que muchos no llegamos y a ellos les puede pasar lo mismo que a mí, pero el secreto está en ser siempre positivos y nunca bajar los brazos”.

Muchos goles se han convertido en los inicios de partidos a lo largo y ancho de todo el mundo desde 1998, pero ninguno, hasta ahora, pudo con la marca del mercedario. Y a pesar de no haber cumplido una carrera como futbolista profesional, tiene ese reconocimiento que perdura y le sigue dando satisfacciones, sobre todo a la hora de hacer lo que más le gusta: formar jugadores.

Hoy, mientras trabaja en un reparto de agua, el “Chispero” espera por una nueva oportunidad para volver al mundo de fútbol como entrenador, pero disfruta y se siente orgullo de ser el jugador que anotó el gol más rápido en la historia de este deporte.

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