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Caudillo invisible: el otro yo del ‘Tata’

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Álvaro González disputa una pelota ante Fernandinho. Foto: EFE
Sebastião Moreira

González cambió el partido. Un jugador táctico, fue el que logró la remontada", analizó Junior, aquel ex-crack brasileño de los ‘80, hoy, comentarista de Rede O’Globo.

No le erró. Como tampoco se equivocó Tabárez en hacerle un lugar al ‘Tata’ en el mediocampo para afrontar un segundo tiempo durísimo ante Brasil. Y el ‘Tata’ no le falló. Le respondió con creces, como por lo general suele hacerlo. Fue un león, un hombre que le cambió la cara (y el ánimo) a los celestes.

El Tata ocupó la banda zurda. Como volante y cuando Brasil atacaba, como un lateral más. Frenó los embates y generó control en el medio. Pero no sólo fue clave en el funcionamiento y en su fútbol, sino en ir con todo a cada pelota, en dar la cara cuando los brasileños baboseaban y terminó por sacarlos a todos. Como lo suele hacer. Así lo hizo en la Copa Confederaciones 2013 con Neymar, y con los chilenos en Santiago en 2014.

"A Neymar quise sacarlo del partido…. no le tiré un pelotazo, no fui a pegarle", dijo aquel 26 de junio de 2013. La reacción del "Tata" fue recriminada por los brasileños, incluído, el propio Neymar. Ahí, entonces, empezó un mano a mano que se mantuvo hasta que el volante celeste dejó el campo de juego acalambrado.

"¿Si vi la jugada? No, no me gusta ver los partidos después de perder.. nunca lo hice. Me da no se qué... y menos de la forma que perdimos. Me fui muy mal, caliente", comentó González y añadió: "No le tiré a pegar, le pegué a la pelota para tirarla afuera, pero no para pegarle a Neymar, pero él entendió otra cosa. Después sí, cuando me fui y pasé por detrás de él en el banderín del corner le dije un montón de cosas.. pero quedan ahí".

El "Tata" dijo que no vio el beso que le tiró el brasileño en aquella incidencia. "Me comentaron mis amigos, que lo vieron por televisión y yo vi una foto, pero en el momento no me di cuenta. Yo lo insulté, busqué sacarlo del partido, pero nunca pensé que me iba a tirar un beso. Yo estoy acostumbrado a otra cosa, a pegar patadas, o que me peguen, a insultar, pero no a tirar besos, se ve que Neymar sí... que le gustan los besos".

Un año después, en noviembre de 2014, Uruguay le ganó de atrás y en la hora en Chile en Santiago. Era un amistoso, pero hubo clima espeso dentro y fuera de la cancha. Álvaro González, que hacía un minuto recién había ingresado, puso el tanto de la victoria a los 80 y celebró de una manera especial.

El volante salió corriendo hacia la tribuna oficial y se señaló las cuatro estrellas que están en la camiseta celeste (dos correspondientes a las medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928 y dos referentes a los mundiales de 1930 y 1950). Luego, como si fuera poco, levantó su mano mostrando cuatro dedos. "Los chilenos siempre igual... Nos ganaban y gritaban oleee".

Pero eso no fue todo. En estas Eliminatorias, no pudo estar ante Chile en Montevideo. Después del 3-0 de los celestes dejó un mensaje en su cuenta de tuiter: "Orgullo de este grupo! A los chilenos para que les valga el viaje los invito al Museo de la Torre de los Homenajes". Y las redes lo reprodujeron al toque.

Así es el Tata. Un caudillo invisible, que cuando sale a la cancha saca su otro yo.

Hoy a los 31 años, es un referente y tomó la posta: "la experiencia de ciertos jugadores hay que suplirla con otras cosas".

El polifuncional que no le falla a Tabárez.

Álvaro González llegó a la Celeste de la mano del maestro. Resistido al comienzo, criticado por muchos, ha logrado meterse en el corazón de la gente en base a rendimientos. Le tocó jugar de lateral, de doble-cinco, de volante por derecha y por izquierda. Hoy es pieza clave.

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Álvaro González disputa una pelota ante Fernandinho. Foto: EFE

ELIMINATORIASJOSÉ MASTANDREA

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