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Bofetada histórica

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Foto: Fernando Ponzetto.

EN EL CENTENARIO

Peñarol cayó con Torque, que aún no había ganado en Primera. 

Uno se levanta, se pega una ducha, se afeita, desayuna, sale y muchas veces ahí se da cuenta, por lo que le pasa, si va a ser un buen día o un mal día. Llegar a la parada y que venga el ómnibus enseguida o, por el contrario, si maneja comerse todas las luces rojas. No sé, esas situaciones que uno vive diariamente y que le avisoran cómo será la jornada. Algo similar se puede decir que pasó anoche en el Centenario.

Enseguida, por la primera corrida de Matías Roskopf que fue bien punzante, quedó la sensación de que sería una buena noche para Torque y, por el contrario, el gol fallado por el “Cebolla” Rodríguez que pudo ser el 1-1, o el pelotazo de frente al arco que Estoyanoff mandó a las nubes a los 12 segundos del complemento, con el partido aún 1-0, dejaron ver que no era la noche de Peñarol. Para peor de sus males, Torque jugó un gran partido y, sobre todo, fue efectivo para aprovechar todos los errores que fue capaz de cometer el aurinegro.

Es fácil y tentador decir que el carbonero dejó su invicto en el Apertura y la posibilidad de recuperar la punta porque Guillermo Varela y el “Cebolla” Rodríguez sintieron los efectos del largo viaje a China. Y puede haber existido algo de eso, porque no habían jugado tan bajo desde el inicio del torneo, pero lo concreto es que Peñarol jugó mal por mérito de Torque, que lo hizo sentir incómodo en todo momento y terminó superándolo tácticamente.

Se paró con un 4-1-4-1 muy flexible, con un Brun que estratégicamente se ubicó delante de los zagueros y cortó muchísimo juego. Los cuatro del medio presionaron hasta que obligaron al error rival en la entrega, al final exasperante porque los hinchs de Peñarol se tomaban la cabeza ante el concierto de pases errados. Los de atrás pelearon cada pelota y no solo en el fondo, sino en la salida mirasol, al punto que Teuten robó el balón al borde del área para el 2-0.

Y arriba Roskopf, ese argentino con pasado en selecciones juveniles de su país y formado en Boca, fue un azote cayendo por todos lados.

Ante esto Peñarol fue un manojo de nervios, nunca le encontró la vuelta al partido, le coparon el medio, le cortaron el abastecimiento a los puntas y fue superado en velocidad, no porque los futbolistas de Torque fueran más rápidos, sino porque la velocidad del balón que le imprimió el equipo celeste fue incontestable para los mirasoles.

Tremendo triunfo, histórico por donde se lo mire, el que sacó Torque, que ganó su primer partido en el profesionalismo y ante un grande.

Gran cachetazo para Peñarol, que dejó su invicto y la chance de ser líder nuevamente. En 72 horas lo espera Atlético Tucumán por la Copa y lo mejor que le puede pasar es que la bofetada lo despierte.

Matías Roskopf celebra ante la desazón de los aurinegros. Foto: Fernando Ponzetto
Matías Roskopf celebra ante la desazón de los aurinegros. Foto: Fernando Ponzetto

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