El actual presidente sabe que el congreso de la FIFA de Sao Paulo le dio un “espaldarazo” importante.

Se terminó la ronda previa que varios candidatos a la presidencia de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) habían lanzado meses atrás. Ya no hay más plazos, y los nombres ya quedaron a la vista de todos.

La comisión electoral admitió oficialmente las cuatro candidaturas presentadas para las elecciones a la presidencia de la FIFA previstas para el próximo 29 de mayo. De aquí a la fecha, sólo resta saber si los tres aspirantes a destronar a Joseph Blatter se mantienen en la carrera o alguno de ellos se retira o se une a otra candidatura.

El suizo, que preside la FIFA desde 1998, cumplirá 79 años en marzo, y esa puede ser una de las contras en esta nueva elección: su edad.

De todas formas, Blatter se siente "muy bien", como lo ha confesado cada vez que se le preguntó por su salud. Ni siquiera parece preocupado por los nombres de quienes tendrá que confrontar en esta lucha electoral.

Íntimamente sabe que puede contar con el apoyo de la mayoría de las Confederaciones que conforman la estructura de la FIFA ya que, al menos en lo previo, sólo la UEFA se pondría a un nuevo mandato de Blatter.

La prueba del respaldo que hoy tiene Blatter quedó de manifiesto durante el congreso que la FIFA celebró en junio pasado en San Pablo, en plena Copa del Mundo 2014, cuando los reformistas presentaron un proyecto para limitar la edad y el número de mandatos del presidente. En la votación, a mano alzada, el cambio fue rechazado y Blatter salió más fortalecido que nunca.

Ni la edad, ni los períodos al frente de la FIFA fueron modificados, dos condicionantes que lo ponían contra las cuerdas de cara a las próximas elecciones de mayo.

Tres serán sus rivales (ver nota por separado), pero Blatter no les teme.

El exfutbolista francés David Ginola y Jerome Champagne, dirigente de la FIFA de 1999 a 2010, no lograron pasar la primera ronda de adhesiones ya que no obtuvieron los respaldos mínmos de las 209 federaciones que integran el máximo organismo del fútbol mundial. Pugnaron por una candidatura con un solo argumento: "mayor cristalinidad en la FIFA". No les alcanzó.

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