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Barrera y Ramos hicieron mejor los deberes que Rodríguez y Medina

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José Luis Rodríguez y Jorge Barrera. Foto: Archivo El País.
Archivo El Pais

CLÁSICO

Fidel Martinez y Gabriel "Toro" Fernández pudieron ser jugadores de Nacional, pero en los aurinegros se movieron con mayor decisión y firmeza para reforzar el equipo adecuadamente.

Camarón que se duerme se lo lleva la corriente. Y sí, esas son las consecuencias negativas que se acarrean cuando se pierden las oportunidades.  La historia, en este caso, tiene como referencia a lo que ocurrió en el mercado de pases, donde Peñarol abrió los ojos, se movió con astucia y aprovechó la pereza o escasa atención que Nacional le brindó a dos negociaciones que bien pudieron ser suyas.

La primera y más clara ocurrió con el delantero Gabriel Fernández. El "Toro", que ya había sido solicitado por el anterior entrenador Martín Lasarte, en principio no terminó llegando a los tricolores por la lesión que experimentó el jugador que hasta le impidió vincularse al Gremio de Porto Alegre y también por la apreciación de la dirigencia alba de considerar elevadísima la cotización (solo para el 50% de la ficha) del número nueve.

Pero no quedó ahí. Fernández estuvo nuevamente en el análisis del gerente deportivo Alejandro Lembo, quien había consultado al empresario Flavio Perchman sobre la actual condición del futbolista. Y eso sin desconocer que no se trataba de uno de los jugadores que Alexander Medina había colocado entre sus favoritos para ser el 9 de Nacional.

Empero, la recomendación de que se trataba del mejor atacante del medio y de que se encontraba en óptimas condiciones fue comprobada por un observador tricolor que se instaló en un amistoso que disputó Racing en la pretemporada.

Vistas las cartas, Nacional, entonces, hizo un movimiento para intentar gestionar su fichaje. Enterado Peñarol de que la situación de Lucas Viatri no era la mejor y ni siquiera se podía asegurar que podía regresar a jugar al fútbol en un tiempo muy cercano, volvió al ruedo para abrochar lo que el 2 de enero parecía totalmente definido.

Tan resuelto había quedado el panorama, por aquellas fechas, que el empresario Perchman le había comunicado al jugador que iba a convertirse en futbolista aurinegro. Sin embargo, después de aquellos días, en Peñarol la dejaron enfriar, hasta que se dieron cuenta que el goleador podía terminar en filas del tradicional adversario.

Lo que aconteció, entonces, es que primero Leonardo Ramos llamó al "Toro" para convencerlo de que iba a ser importante en el once de Peñarol. Y luego vino una pulseada que terminó ganando el carbonero por la determinación de Jorge Barrera -y el nuevo consejo directivo- de poner arriba de la mesa la cifra que solicitaba Racing para negociar ese 50%. Con el respaldo de Juan Pedro Damiani, palabras más palabras menos le dijo a Barrera: "contá conmigo, hacelo ya", Peñarol ganó la pulseada.

la otra historia

A Fidel Martínez no lo quisieron

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El ecuatoriano Fidel Martínez, de muy buen clásico, pudo haber sido jugador de Nacional si los tricolores hubiesen aprobado la negociación que le fue ofrecida desde México y si al técnico Alexander Medina le hubiese gustado del delantero.

De acuerdo con lo que narraron a Ovación integrantes de la directiva de Nacional, Atlas de México había ofrecido al extremo al propio presidente tricolor. Es más, en una sesión de la directiva José Luis Rodríguez comentó a sus pares que la incorporación de Martínez podía costar menos de 36.000 dólares mensuales, porque si bien su salario en México era el doble del que se estableció allí, se entendía que la negociación podía cerrarse de manera más conveniente. Y hasta se reveló que adquirir un porcentaje de la ficha costaría unos 500 mil dólares.

La versión ofrecida por las fuentes tricolores establece que Rodríguez consultó a Medina, quien habría señalado que el equipo no precisaba a un jugador que se moviera por afuera y que Martínez no tenía las características para convertirse en el número nueve que el club buscaba.

En consecuencia, Nacional tampoco movió un dedo para traer al atacante, quien terminó desembarcando en filas de Peñarol y protagonizando un clásico más que interesante.

Si se da por cierto, entonces, el hecho de que las victorias o los títulos comienzan a gestarse en el período de pases, a juzgar por lo demostrado en el primer partido relevante del año entre Nacional y Peñarol, Barrera-Ramos hicieron mejor los deberes. O, si se quiere, le anotaron dos goles ganadores a Rodríguez-Medina. 

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