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La barra brava de Boca mandó callar a plateístas que cantaban contra Angelici

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La 12 amenazó a plateístas de Boca.
Scelza, Bruno

ARGENTINA

En año de elecciones en el club, aficionados cantaban contra el presidente, cuando aparecieron miembros de la 12 para exigirles silencio.

"Acá se canta por Boca ", le ordena un hombre que viste una musculosa blanca con un número 12 en su dorsal a un abonado de la platea baja de la Bombonera. Por si acaso, va acompañado por otros seis compañeros XL. Uno lleva puesta una camiseta amarilla del francés Antoine Griezmann (elevado a la categoría de ídolo internacional por su fanatismo azul y oro a la distancia). Dos lucen indumentaria oficial de entrenamiento. Otro, un modelo más antiguo de la casaca de Boca.

Caminan en fila, de una puerta a la otra de acceso a esa zona, a la que solo se puede ingresar con ubicación (o así debería suceder). Hay otro que viste una musculosa verde flúo y el restante luce orgulloso una remera azul que en su espalda tiene, en color amarillo, una silueta que se asemeja al superhéroe Green Arrow y la frase: "Los dueños de la historia".

"No se canta ni contra Angelici ni los jugadores ¿estamos? Somos Boca y la tribuna de Boca no le grita a nadie. ¿Estamos? ¿Estamos? ¿Estamos? ¡¿Estamos?!", sentencia otro con un vozarrón gutural intimidante en la popular sur mientras mueve su cuello como un búho para ver si todos prestaron la atención suficiente ante la directiva, que no ofrece espacio de debate.

Estas situaciones son apenas dos de las varias en sintonía que se dieron ayer en la Bombonera, antes y durante Boca-Lanús, y que se viralizan en las redes sociales desde anoche. Se especulaba desde hacía varios días que el coliseo xeneize iba a volver a ser un Cabildo Abierto contra Daniel Angelici . Pero se dio un efecto un boomerang. Porque si la estrategia de la barra brava xeneize fue acallar esas voces críticas, en un mundo viralizado no tardaron en aparecer fotos, audios y videos que expusieron esos aprietes. En la semana que pasó había trascendido que, además de cantar contra Daniel Angelici, el domingo también se escucharían voces críticas directas al presidente de la Nación, Mauricio Macri. Para silenciar esos cánticos, desde el núcleo duro de la barra diseminaron a sus súbditos en diversos sectores del estadio: platea media y baja y tribuna sur. Nada fue espontáneo.

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Un año político agitado

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Será un año políticamente agitado para el club, que en diciembre tendrá elecciones presidenciales. Ya sin chances de una nueva reelección, Angelici posiciona a Christian Gribaudo como el candidato del oficialismo para continuar con esta gestión. Enfrente, por el momento solo dos actores subieron al escenario: José Beraldi (en la autovía 2, que une Buenos Aires con Mar del Plata, hay carteles azules con letras amarillas que pregonan "Beraldi 2019") y Jorge Ameal (ayer, en radio Rivadavia, Mario Pergolini anunció que será el vicepresidente de esa fórmula). Son dos nombres de peso, que de haber ido unidos en 2015, tal vez hoy serían gobierno (Angelici renovó su mandato con el 44 por ciento de los votos).

Pero el que realmente mueve la aguja es Juan Riquelme . Lo saben absolutamente todos. El ídolo, Beraldi, Ameal (le ofreció su espacio e, incluso, la candidatura a la presidencia), Angelici, Gribaudo y toda la conducción actual. De hecho, Román forma parte de varias preguntas vinculadas a la política boquense que hace, vía mail, la Comisión Directiva a sus socios. Entre ellas, se le consulta al votante: "En el caso de que Juan Román Riquelme decida participar políticamente, ¿con quién te gustaría que se presentara?" (las opciones son Cristian Gribaudo, José Beraldi, Jorge Ameal y Royco Ferrari); "¿Qué función elegirías para que cumpla Juan Román Riquelme?" (Presidente, Manager, Dirigente en Fútbol Profesional o Ninguno) y "¿Considerás que Juan Román Riquelme está capacitado para ser presidente del club?".

¿Cómo transita Angelici estos primeros meses de 2019? En silencio. El dirigente está golpeado desde la noche del 24 de noviembre pasado; cuando perdió su posición de jugar la segunda final contra River perdió también la batalla interna contra gran parte de su CD, el cuerpo técnico y el plantel de Boca, y contra sus principios debió resignarse a reclamar los puntos en los escritorios de la Conmebol.

Los insultos ya no le hacen mella. "El fútbol es muy ingrato. Uno puede hacer dirigencialmente todo bien, pero si la pelotita no entra, nadie reconoce nada", suele repetir. De hecho, él fue el principal promotor de abrir las puertas de la Bombonera el 12 de diciembre, para la celebración del Día del Hincha de Boca, aun frente al riesgo de una catarata de insultos masivos en su contra por la entonces flamante derrota con River en Madrid. "Si se quieren manifestar así, que lo hagan. Va a servir como descarga", confió a su mesa chica en el triste vuelo de regreso de la capital española a Buenos Aires. Finalmente, su idea chocó ante la posición opuesta de otros miembros de la Comisión Directiva y, sobre todo, contra las restricciones de los organismos de seguridad de la Ciudad.

Por lo pronto, en apenas dos días Boca jugará otra vez de local (saldará el partido que adeuda frente a Atlético Tucumán, por la fecha 15 de la Superliga) y la Bombonera será nuevamente escenario de un clima político que durará todo el año.

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