Una periodista de El País, de viaje por Barcelona, cuenta cómo se vive en tierras catalanas la pasión por el fútbol y la admiración por Suárez.

Desde que aterrizás en Barcelona se respira fútbol, basta salir a través de la terminal 1 del aeropuerto El Prat y ver la "botiga" del Barça donde todo el merchandising del club puede ser comprado, la ciudad respira fútbol.

Los jugadores del Fútbol Club Barcelona, principal equipo local aunque no el único, adornan carteles luciendo sus casacas azulgrana. Las caras son variadas, ya que los ídolos no son únicamente españoles, varios latinoamericanos tienen un lugar destacado entre los favoritos, en especial el tridente ofensivo: Leonel Messi, ídolo consagrado, Neymar, con su desfachatez típica de brasileño y la nueva adquisición, el ídolo de uruguayos y catalanes, Luis Suárez.

Si bien Barcelona es Gaudí por su legado artístico y arquitectónico, Barcelona también es Barça y Cataluña, las tiendas de souvenirs que hay cada esquina así lo destacan. En la puerta del Park Guell locales con imitaciones y artículos oficiales abundan ofreciendo imanes, llaveros, camisetas, pelotas y hasta muñecos de los ídolos.

En Barcelona los uruguayos no pueden sentir otra cosa que no sea admiración por Luis Suárez, locales y visitantes usan con orgullo la 9 que el delantero viste en cada partido. No hay una sola vez en la que al salir a la calle no se vean las camisetas con el apellido del delantero uruguayo estampado en la espalda. Suárez esta en todos lados, su cara adorna camisetas infantiles y ante la pregunta de los locales a los turistas uruguayos sobre su origen la asociación es inmediata, en España, en Londres y en Ámsterdam, Suárez o "Suaréz", como lo pronuncian quienes no hablan castellano, es una carta de presentación al mundo.

La experiencia del Camp Nou no tiene comparación, el fútbol uruguayo es muy diferente, más pasional y cercano. Estar en un partido en Barcelona es como asistir a un concierto, una batalla épica, donde los héroes son los jugadores y el técnico (si, el nombre del DT es coreado como el de un ídolo), los goles se gritan pero sin prolongarse, la gente no salta ni se abraza, simplemente se levanta de su asiento y mira como festejan los héroes que comienzan ganando la batalla.

Todo funciona de manera organizada, la entrada, la salida, hay personas para asesorarte en todos lados, los asientos son numerados, las entradas tienen un código de barras, los baños son maravillosos, pintarte la cara es gratuito, el estadio es limpio, venden cerveza pero no se ve violencia, sin dudas es una experiencia única.

Pero eso no es todo en el Camp Nou, luego del partido el Estadio se vacía ofreciendo una nueva perspectiva de las tribunas a los visitantes que no corren fuera. El lema "més que un club" (Más que un club) se lee en la tribuna que en el Centenario identificaríamos con la Olímpica.

Una vez afuera del Camp Nou todos los caminos conducen a la Megastore, la tienda más grande del Barça con tres pisos y donde los jugadores son los verdaderos héroes de esta historia. Un maniquí por jugador de la plantilla con la camiseta correspondiente adorna el espacio central de la tienda que tiene opciones para todos, hombres, mujeres, niños, niñas. Desde un chupete, vasos, accesorios para el celular, ropa deportiva o mochilas se encuentran ahí.

Otra de las diferencias con el fútbol uruguayo es la localía. Aquí las distancias son largas y el cuadro sale de la ciudad habitualmente, por lo que ir a un bar para ver un partido parece ser una de las diversiones de la hinchada culé.

En una semana especial, donde el equipo termina siendo finalista de la Champions League a pesar de perder en Múnich ante el local Bayern, transforman a los muchos bares y a la ciudad en un hervidero de gritos, bocinas y fuegos artificiales sonando en cada esquina. Las camisetas abundan en niños y adultos, ahora más que nunca se lucen de manera orgullosa. Barcelona es más que un club, como dice su lema, Barcelona es fútbol y el fútbol es Barcelona y la fiesta no tiene fin.

ChampionsMARIANA MALEK