ESPAÑA

Como ha sido en los últimos partidos, Barcelona saltó al campo de juego con la imperiosa necesidad de ganar, aunque en este caso sin otra alternativa, porque de ceder unidades ante Osasuna en el Camp Nou dejaría el título a manos de Real Madrid.

Cuatro puntos detrás de su acérrimo rival y a falta de una fecha, no había margen de error. Es más, incluso ganando puede no bastarle, porque los merengues deben ceder unidades para permitirles seguir con vida.

En la semana la polémica del vestuario culé fue que mientras Luis Suárez hizo su autocrítica y asimiló que Barcelona debía centrarse en ganar la Champions, el único título al que podía aspirar porque LaLiga ya la habían dejado escapar, el técnico Quique Setién dijo que el torneo local aún no está perdido.

Lo del técnico parece haber sido una declaración tribunera, porque en los hechos opina igual que Suárez. Lo dejó en claro al dejar al "Pistolero" en el banbco de suplentes, igual que a Jordi Alba, Sergio Busquets y Arturo Vidal. ¿El resultado? Barcelona no tuvo poder ofensivo en los primeros 45 minutos, fue un equipo sin profundidad y se fue al descanso perdiendo 1-0 por el gol de Arnáiz.

El técnico del Barça insólitamente salió con los mismos 11 a jugar el segundo tiempo y terminó regalando una hora de juego, porque a los 59' mandó al campo a Suárez y a Arturo Vidal y ambos le dieron otro tono más profundo al equipo. Ya con ellos en cancha, Messi metió un estupendo tiro libre para poner el 1-1 y un ratito después, a los 67', "Lucho" metió una estupenda media vuelta que el arquero no pudo retener, pero tenía un hombro adelantado y el segundo fue anulado.

De allí en más Barcelona siguió insistiendo por el gol del triunfo, pero Osasuna se mantuvo firme y en el final, con el conjunto culé volcado totalmente al ataque, sacó un contraataque que le valió el triunfo por 2-1.