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Barçagate, el escándalo de las redes sociales que sacude a España

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Bartomeu, Braithwaite y Abidal
JOSEP LAGO

ESPAÑA

En un complicado momento deportivo para el club catalán se denunció que se pagó casi un millón de euros a una empresa para difamar a sus propios jugadores.

En España ya lo llaman Barçagate. Y, como en el caso que le costó la presidencia de Estados Unidos a Richard Nixon en 1974, la pregunta clave determinar el papel del presidente en una maraña de trucos sucios de sus subordinados o contratados.

Aquella vez, todo se desencadenó cuando un “grupo de tareas” republicano fue descubierto en el edificio Watergate tratando de espiar a sus adversarios demócratas. Dos periodistas del Washington Post comenzaron a investigar y Nixon terminaría como el único inquilino de la Casa Blanca que tuvo que renunciar. En 2020, la denuncia periodística apuntó que una empresa especializada en comunicación y redes sociales contratada por la presidencia del Barcelona a espaldas de otros dirigentes difundía a través de cuentas falsas mensajes negativos contra jugadores, dirigentes opositores y otros personajes del ambiente futbolístico.

La semana pasada, el titular del club catalán, Josep María Bartomeu, se mostró muy incómodo durante la presentación del nuevo futbolista culé, el delantero danés Martin Braithwaite: los periodistas insistían en preguntarle sobre este escándalo y no sobre el fichaje. Por ahora, lo único que adelantó Bartomeu es que “se va a investigar”.

Barcelona sigue peleando la Liga con Real Madrid y se dispone a disputar los octavos de final de la Champions League, pero su rendimiento está muy lejano del que una vez hizo del Barça un sinónimo del mejor fútbol. Una errática gestión deportiva llevó a que un club con un presupuesto anual superior a los mil millones de euros (1.007 para ser exactos) se quedara con un plantel de apenas 18 jugadores para el tramo final de la temporada. Y ahora se agrega el escándalo desatado por la noticia de la cadena Ser.

El club había contratado a la empresa i13Ventures con el objetivo de mejorar la imagen de Bartomeu y del club, con un contrato de cinco años a cambio de 990.000 euros, una cifra que escandalizó a la oposición interna. Y más porque los pagos se fraccionaron en 198 mil euros anuales, justo por abajo del límite estatutario que fija en 200.000 los gastos que necesitan aprobación especial de la directiva.

Para colmo, según Ser, las tareas de i13Ventures incluían la difusión de mensajes difamatorios contra buena parte del ambiente del club, incluidos sus propios jugadores. El club y la empresa lo desmintieron, pero pocos les creen. Horas después, el contrato fue rescindido.

Las repercusiones

En una columna de El País de Madrid, Rafa Cabeleira comentó la paradoja de que “mientras la fundación azulgrana promovía un programa para combatir el 'bullying', una empresa contratada por el club practicaba el acoso cibernético”. También dio para el chiste: la web satírica El Mundo Today publicó que “los aficionados del Barça que criticaban al club en las redes sociales lamentan ahora haberlo hecho gratis”, por lo cual muchos “están enviando sus facturas a las oficinas del Camp Nou”.

Barcelona es uno de los pocos equipos españoles que mantienen el estatuto de sociedad civil, en la cual la directiva es elegida periódicamente por los socios, en vez del modelo de sociedad por acciones que predomina en Europa.

El cargo de presidente del club azulgrana es muy significativo en la sociedad catalana, por lo cual las luchas políticas internas suelen ser encarnizadas. Se trata de una institución con un presupuesto de mil millones de euros, más de 150.000 socios, 350 millones de hinchas en todo el mundo, 50 millones de seguidores en las redes sociales, que compite en 14 deportes (cinco de ellos profesionales) y un colosal estadio que casi siempre está lleno: imposible que cualquier movimiento que haga no provoque un estruendo.

La situación hizo verosímil una versión: como el último contrato de Lionel Messi lo autoriza a marcharse del club al final de esta temporada, se dijo que podría dar un portazo e irse a Newell’s Old Boys, el club de su infancia. E incluso se comentó que quien está “liderando” esa mudanza es Maxi Rodríguez, el exjugador de Peñarol, que es referente del equipo rosarino. Sin embargo, el mismo día en que circuló esta versión, El Mundo Deportivo publicó una entrevista con Messi en la cual lo negó: “En ningún momento se me ocurrió irme y ahora tampoco. Lo vuelvo a repetir. Si el club quiere, no hay problema”.

Lionel Messi y Ansu Fati en Barcelona
Lionel Messi. Foto: AFP

Justamente, Messi es la tabla de salvación para toda la situación. Si su zurda desnivela y Barcelona es campeón, se apagarán los ecos del Barçagate y no se hablará más de la escasez del plantel. Pero si no ocurre eso, todo el escenario se puede venir abajo.

ELECCIONES

Se pueden adelantar

Una posible salida “decorosa” a la actual crisis política en Barcelona sería el adelanto de las elecciones, previstas originalmente para junio de 2021.
La decisión se tomará luego que se conozcan los resultados de una investigación sobre el cuestionado servicio de monitorización de redes sociales.
El presidente Bartomeu, además, aceptó someter a auditoría todos los gastos menores a 200.000 euros, como los pagos fraccionados a la empresa i13Ventures.

presupuesto

Más de 1.000 millones y 18 jugadores

Los medios españoles que siguen el fútbol, muchos y muy activos, denuncian “la falta de planificación” y “la mala gestión del área deportiva” del Barcelona, que pese a manejar un presupuesto de más de mil millones de euros, de los cuales la mitad se va en salarios, se quedó con un plantel de apenas 18 profesionales. En algún partido reciente, las lesiones lo redujeron a 14.

Claro que el club tiene la posibilidad de apelar a jugadores del equipo filial, aunque sea para completar el banco de suplentes con futbolistas más jóvenes y supuestamente de menor jerarquía que los del primer equipo.

La grave lesión del francés Ousmane Dembelé, que se sumó a la de Luis Suárez, obligó a la institución azulgrana a pedir la aplicación de una norma (solo existente en España y cuestionada por la FIFA) que permite reemplazar en cualquier momento de la temporada a los jugadores indisponibles por problemas físicos verificados por una junta médica, para traer al danés Martin Braithwaite.

Pese a la escasez de jugadores, Barcelona no había contratado a nadie en el mercado de pases invernal, y en cambio cedió a varios. El técnico anterior Ernesto Valverde prefería una “plantilla corta” y su sucesor Quique Setién mantuvo esa política, aunque se avecinan exigencias importantes en los tramos finales de la Liga y las rondas eliminatorias de la Champions League.

Más allá de eso, se señala que el constante cambio de director deportivo (cuatro en los últimos cuatro años: Andoni Zubizarreta, Robert Fernández, Pep Segura y el actual, Eric Abidal) le quitó identidad al conjunto y ambientó contrataciones muy caras pero fallidas, como la del brasileño Coutinho o la del propio Dembelé. En los últimos cinco años llegaron 24 jugadores, de los cuales apenas diez siguen en el plantel.

Para complicar más las cosas, Abidal tuvo hace algunas semanas un fuerte intercambio público de opiniones con Lionel Messi, tras afirmar que "muchos jugadores no estaban satisfechos ni trabajaban mucho" durante la gestión de Valverde. El astro le contestó: “Cuando se habla de jugadores habría que dar nombres, porque si no se está ensuciando a todos”. Se especuló con el despido de Abidal, pero no ocurrió.

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