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Sin bajar los brazos: el fútbol le fue ingrato, pero hoy disfruta al máximo

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Triplete. Esteban González rompió las redes el sábado ante River: hizo tres para la goleada de Progreso.

PROGRESO

Esteban González se rehizo tras un intento fallido y se transformó en un polifuncional clave para Progreso.

Con 20 años y una mochila llena de sueños se fue de Durazno a Montevideo a probar suerte en El Tanque Sisley. Pero fue uno de los miles de jóvenes que por falta de oportunidades volvió a su ciudad natal.

El fútbol le había dado a Esteban González (28 años) el primer gran cachetazo de su carrera y un golpe bajo a la ilusión de ser un profesional de este deporte que practica desde que tiene uso de razón. Pero, de a poco, las alegrías fueron llegando y, paso a paso, se fueron acumulando pequeños logros hasta transformarse el sábado en la gran figura de Progreso en la goleada 4-0 frente a River Plate en el Parque Abraham Paladino.

“Desde que me conozco ando con una pelota abajo del brazo, jugando, correteando. Mis padres me llevaron a jugar baby y ahí arrancó todo”, le contó Esteban a Ovación.

Santa Bernardina fue su primer equipo en baby fútbol y luego pasó a Wanderers de Durazno, donde hizo todas las juveniles hasta que a los 16 pegó el primer salto.

La Asociación Atlética Durazno Fútbol Club hacía un par de años que se había sumado al profesionalismo y jugaba en la Segunda División. “Me llamaron de Durazno y fue muy lindo. Tenía 16 años nomás y jugar en la “B” era algo nuevo”, recordó.

El primer partido no se lo olvida más. “Fue contra Cerrito en el Méndez Piana y empatamos 3 a 3. El ‘Bebe’ Ángel Castelnoble era el entrenador y fue el que me hizo debutar en el equipo”, contó.

Desde sus inicios en el baby fútbol Esteban González fue delantero, pero con el paso de los años, los entrenadores que tuvo y su forma de jugar, la posición fue variando y hoy se define como un polifuncional.

Y motivos sobran: arrancó como delantero, pero también supo ser volante externo e interno en un doble cinco, lateral derecho y ahora, puntero derecho, posición en la que Leonel Rocco lo utiliza actualmente en Progreso.

Un polifuncional con todas las letras: delantero, volante externo e interno, doble cinco, lateral derecho y puntero

“Desde que jugamos contra Cerro en la novena fecha arranqué como puntero por la derecha en el 4-3-3 y ganamos. Me mantuvo el técnico ahí y el sábado se dieron los goles. Fue un partido redondito como digo yo porque el objetivo era ganar, sobre todo jugando en nuestra cancha, para poder ir con más aire a enfrentar a Nacional de visitante. El equipo defendió muy bien y generó las chances de gol que por suerte las pudimos convertir, porque a veces llegás, armás jugadas y demás, pero la pelota no termina entrando”, dijo.

Pero hubo un hecho que rompió los ojos de todos el sábado por la tarde en el Parque Abraham Paladino: Esteban González se despachó con tres goles en el 4-0 del Gaucho del Pantanoso y fue figura.

A los 32’ de penal abrió la cuenta, luego aumentó a los 57’ y a los 78’ terminó de sellar su hat trick, mientras que a los 82’ Mathías Riquero puso el definitivo 4-0.

“En la estadística queda como que hice tres pero para mí son dos goles y medio porque hubo uno (el segundo que convirtió) que tuvo complicidad del arquero de River Plate”, expresó entre risas el delantero duraznense que llegó a Progreso para esta temporada luego de haber ascendido a Primera con Cerro Largo en la temporada 2018.

La carrera.

Después de debutar en el Durazno Fútbol Club, Esteban González pasó a El Tanque Sisley pero regresó a su ciudad para vestir la camiseta del Deportivo Artigas.

Lo llamaron de la selección de Durazno para jugar la Copa de Selecciones de la Organización del Fútbol del Interior (OFI) y de ahí lo vieron de Tacuarembó. Los rojos del Norte lo contrataron y allí estuvo cinco temporadas hasta que pasó a Cerro Largo. Un pasaje a préstamo por Juventud de Las Piedras durante 2017 no fue del todo bueno y el 2018 lo jugó todo en Cerro Largo.

“Ahí jugué gracias a Dios todos los partidos de la temporada y lo hice como lateral derecho. Logramos el ascenso y tenía todo casi que acordado para continuar, pero me llamaron de Progreso, hablé con algunos amigos que estaban acá antes y terminé optando por venir a este club”, expresó.

Golpe a la ilusión.

En 2011, tras haber probado suerte en El Tanque Sisley, Esteban González regresó a Durazno y no pasó el mejor momento de su carrera, pero hubo varios motivos que lo llevaron a levantarse de nuevo y a seguir luchando por sus sueños.

“En El Tanque estaba en Tercera y solamente jugué un partido en Primera. No tuve muchas oportunidades. No me fue bien y regresé al Durazno Fútbol Club que para variar estaba con muchos problemas económicos y por eso pedí salir de ahí y jugar en el Deportivo Artigas de Durazno”, recordó el futbolista.

En ese fatídico 2011 en el que muchos sueños se rompían porque no es fácil para un joven de 20 años regresar a su ciudad después de que un objetivo no pudo cumplirse, el Deportivo Artigas se transformó en su segunda casa: “Ese año falleció mi abuelo con el que tenía un pegote bárbaro y fue muy duro para mí, pero la gente del Artigas y los compañeros me ayudaron mucho en ese momento para poder salir adelante y también volver a ser un jugador de fútbol de nivel. Ganamos el Campeonato Ciudad de Durazno y me citaron para la selección. Siempre apoyado y valorado por un tremendo grupo de compañeros con los que hasta hoy mantengo una excelente relación y me veo cuando voy a pasar algún fin de semana a Durazno”.

Un amigo.

Mientras el Durazno Fútbol Club militaba en la Segunda División Profesional y ya sin el envión económico de sus inicios en el profesionalismo, el plantel solo tenía a siete jugadores oriundos del interior y por eso, la directiva montó una concentración en Montevideo. El equipo entrenaba en la cancha de Huracán del Paso de la Arena y jugaba como local en Flores porque el Octavio Silvestre Landoni estaba clausurado por unos incidentes que se habían registrado en un partido del club. “En esa época yo era muy joven y en el plantel estaba Amaranto Abascal, que después se transformó en un amigo que el fútbol me regaló”, recordó.

El tiempo pasó. La vida de González siguió y un tiempo estuvo alejada del fútbol profesional. “Volví a Durazno a trabajar y jugar. Laburaba en el camión de una distribuidora y en OFI jugábamos miércoles y sábado. El miércoles era el día de más trabajo porque llegaban pedidos fuertes de Montevideo con lavarropas, heladeras y demás. Quedábamos deshechos con mi compañero y yo de noche me iba a jugar como si nada, porque me gustaba. Cuando estuve en la selección de Durazno, Amaranto me vio y me recomendó para Tacuarembó. Le estoy muy agradecido por eso, porque gracias a él yo volví al profesionalismo y pude hacer una carrera en el fútbol”, expresó.

Hoy la vida le sonríe al duraznense de 28 años que se transformó en una pieza tan polifuncional como importante para Leonel Rocco en Progreso. Pasó de lateral a delantero y goleador para seguir soñando con su gran anhelo: el pase al exterior: “Por ahí cuando tenía 20 años y no se me dio, pensaba que capaz no era para mí. Hoy me siento fuerte y estoy contento. Sé que haciendo las cosas bien, alguna puerta se me puede abrir en el futuro, pero hoy mi cabeza está de lleno en Progreso”.

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