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Ayer: Quinquenio con más temple que fútbol

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El Cr. Damiani lograba su objetivo. Después de tanto luchar (adentro y afuera de Peñarol) pudo darle una profunda pitada a su habano y sonreír desde el Palco del Estadio Centenario.

El equipo, dirigido por Gregorio Pérez estaba dando la vuelta olímpica tras ganarle la final a Defensor Sporting (3-0) del Campeonato Uruguayo de 1997. Era el título que le faltaba al aurinegro para completar el Quinquenio de Oro.Aquel equipo, desparramaba lucha, entrega, temple, y también fútbol, porque tenía como estratega a Pablo Bengoechea, hoy entrenador de Peñarol.

“Tuvimos que sortear un montón de obstáculos. No fue fácil, pero aquel cuadro no se daba por vencido”, recordó Gregorio Pérez en su visita a El País TV. Es que el tema se instaló en la calle desde el empate de Peñarol con El Tanque Sisley el sábado anterior. ¿El aurinegro perdió su escencia? ¿Es un equipo sin alma? como sentenció el exarquero Fernando Álvez días atrás en Ovación.

Lo cierto es que Peñarol tenía varios “peso-pesados” en aquellas alineaciones. También jugadores de buen pie, como se denominan a los talentosos hoy en día, pero predominaban los jugadores de carácter, lucha y entrega, sin ir más lejos, como Oscar Aguirregaray, José E. De los Santos (hoy en el cuerpo técnico de Bengoechea), Jorge Goncálvez, Gonzalo De los Santos, Ruben Pereyra, y hasta el propio Luis Romero, un delantero de área que “iba a todas”, como recuerda Gregorio. “No pasa por un tema de actitud. Errar pases fáciles no es un tema de carácter”, sentenció Bengoechea en respuesta a las críticas.

Según Álvez, “Peñarol no tiene alma”, y repasó los momentos históricos donde el aurinegro era el que remontaba los partidos y ganaba en la hora. “Tirábamos la pelota al área y entraba sola. Metíamos a los rivales en el arco”, graficó el exarquero.

Luis Romero, Marcelo Otero, Darío Silva y el último tramo del Quinquenio, Marcelo Zalayeta, pero también hubo delanteros veloces, explosivos y con gol como Martín García, Martín Rodríguez y el juvenil Antonio Pacheco, entre otros.

“Nunca nos dábamos por vencido”, recordó Gregorio, el hacedor de aquellos equipos.

SABER MÁS

Pasado

EL PRIMERO. CON GARRA Y CORAZÓN
Gregorio formó el Peñarol Campeón Uruguayo de 1993. Tenía “garra y corazón”, según el propio DT. Rabajda, Tais, Gutiérrez, De los Santos, Lima; Dorta, Perdomo, Bengoechea, Vidal, Darío Silva y Marcelo Otero.

EL CAMBIO. CON LÍNEA DE TRES

A Fossati le gustaba la línea de tres. Ganó el “Tetra”: Navarro; Aguirregaray, Olveira, J. De los Santos; Tais, Rotundo, G. De los Santos, Lima; Bengoechea (80’ Aguilera); M. Rodríguez, Pacheco (60’ Gutiérrez).

EL ÚLTIMO. CON EL PATO Y EL TONY

En la final del Uruguayo de 1997, Gregorio Pérez puso en cancha a Claudio Flores, Serafín García, Olveira, Goncálvez y Adinolfi; Ruben Pereyra, Rotundo, Bengoechea, Pacheco, Aguilera y L. Romero.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
"Nunca nos dábamos por vencidos" recordaba Gregorio Pérez sobre aquel equipo.

peñarol, según pasan los años y los técnicosJOSÉ MASTANDREA

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