SELECCIÓN

Todos estuvieron a la altura del partido, sin grandes falencias. Uruguay mostró un nivel parejo entre sus futbolistas, ninguno desentonó con el resto. Tabárez probó con variantes e ingresaron bien. Con poca generación, se vio una buena cara.

Tuvo poca participación en el partido. Apenas le patearon una vez y en otras contadas situaciones tuvo que descolgar centros o cortar pases rastreros. Generó algunos rebotes, pero en los centros se mostró seguro.

Entró por la ausencia de Guillermo Varela, dejado afuera por una contractura. Pasó pocas zozobras en defensa por los pocos ataques de los uzbekos, por lo que por momentos se animó a subir.

Siempre firme en defensa, seguro y ayer impasable. El hombre que ordena a sus compañeros desde el fondo y siempre que puede la saca bien jugada. No tuvo participación ofensiva aunque lo intentó. En defensa, sin problemas.

Un incuestionable del fondo celeste. Tiene 23 años y parece que tenga 30 por su serenidad y experiencia en la zaga de la selección. Se conocen de memoria con Godín. Ayer, además le sumó un gol en uno de los intentos.

El “Pelado” empezó jugando por izquierda y tras la salida del “Mono” se movió al lateral derecho. Subió poco, pero cerró su carril para los ataques de la selección asiática. Apareció en el juego aéreo ofensivo con un cabezazo.

Jugó solamente el primer tiempo, luego salió por Cristian Rodríguez. Aportó ritmo, movimiento y entrega por derecha entre los tres volantes más retrasados. Con mucho ida y vuelta, aportando a la creación y a la defensa.

Estuvo 58’ en cancha hasta que fue sustituido por Lucas Torreira. Cumplió el labor acostumbrado: pelota bien jugada, siempre al pie y salida prolija desde el fondo. Le permitió a los de arriba recibir el balón prolijo.

Uno de los pocos que jugó los 90’. Siempre con la pelota bien jugada, un motor ofensivo en el equipo y tácticamente impecable. Una figura silenciosa.

Fue el creador que necesitaba Uruguay. Generó juego, se juntó con los dos cracks de arriba y cerró con la joyita del golazo: volea al ángulo. Se entendió bien con los dos volantes más retrasados.

El “Matador” como todo el estadio se quedó con las ganas de un grito de gol. Pero participó en la mayoría de las jugadas ofensivas e incluso en la del primer gol. Dejó la cancha a los 76’ por Maximiliano Gómez.

Siempre quiso más, como de costumbre. Generó el primer gol y fue eficaz en el penal para el segundo. Una pesadilla para los defensas, que solo lo pararon con faltas nunca cobradas.

El “Cebolla” entró para el segundo tiempo por Nahitan Nández y aportó el típico ida y vuelta por el carril izquierdo, llegó al área y probó más de una vez con remates des afuera. Le aportó verticalidad al ataque celeste.

Entró a la cancha a los 58’ por Vecino y nunca se quedó quieto. Fue un tractor en la recuperación y se animó a ir al ataque. Con la pelota siempre al pie y con algunos intentos de rematar al arco, fue peligroso para la visita.