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El as en la manga que tenía Nacional para ganar el Uruguayo de 1950

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Rinaldo Martino

HACIENDO HISTORIA

Rinaldo Martino, uno de los mejores jugadores argentinos de todos los tiempos, llegó al tricolor desde Boca y fue pieza clave para la conquista

El fútbol argentino vivió su época de mayor esplendor en la década de 1940. No hubo mundiales para demostrarlo, pero dominó la Copa América durante esos años, salvo la del 42 disputada en Montevideo, que quedó en casa. En 1945, el seleccionado albiceleste conquistó el título en Santiago de Chile venciendo a Uruguay con el llamado “gol de América”: Rinaldo Martino eludió a varios futbolistas celestes y cuando le salió Roque Máspoli, remató de emboquillada hacia el palo más lejano.

Fue la consagración internacional de Mamucho Martino, un rosarino entonces de 23 años, que defendía a San Lorenzo. Lo apodaban así porque una vez él comentó a sus compañeros que Ángel Labruna era “más mucho” jugador que él. Y le quedó... Si Labruna era mejor que él resulta discutible: en 1975 Martino fue elegido como mejor “diez” en el seleccionado argentino de todos los tiempos, según una encuesta de El Gráfico.

Esta gran figura argentina fue el as que sacó Nacional de la manga en 1950, hace ahora 70 años, para ganarle el Campeonato Uruguayo a Peñarol, cuyo plantel constituía la base del campeón mundial en Maracaná meses antes. Jugó pocas temporadas con la tricolor, pero pasó a la historia como uno de los más grandes cracks extranjeros que se pusieron esa camiseta.

Antes de eso, Rinaldo, uno de los nueve hijos de un inmigrante calabrés, había debutado en el Belgrano de Rosario. Como los principales clubes porteños tenían representantes en aquella ciudad, el de San Lorenzo lo recomendó enseguida. Y a los 19 años se vino al club del barrio de Boedo, donde integró el legendario terceto central Farro-Pontoni-Martino, cuando el centrodelantero y los entrealas formaban la punta de lanza del equipo. San Lorenzo fue campeón de la AFA en 1946 y el año siguiente protagonizó una fabulosa gira por la península ibérica, durante la cual venció 6-1 a la selección de España y 10-4 a la de Portugal.

En 1949, por sugerencia del entrenador italo-argentino Renato Cesarini, Mamucho se fue a la Juventus de Turín, donde ganó el campeonato 1949-1950. Jugó 33 partidos, marcó 18 goles y además lo convocaron para un partido con el seleccionado italiano. Sin embargo, a mediados de este último año recibió una oferta de Boca Juniors que le atrajo por dos razones: le pagaban el mismo dinero que en Italia y le permitía volver al hipódromo de Palermo, una de sus debilidades.

Sin embargo, cuando la transferencia terminó de concretarse, el libro de pases en Argentina ya estaba cerrado. Eso despertó el interés de Nacional, que negoció con la ventaja de la vieja amistad que sostenía con el club xeneize. Como resultado, Martino se vino a Montevideo para defender a Nacional en el Uruguayo.

Debutó el 30 de septiembre de 1950 frente a Liverpool. Nacional ganó 3-1, pero el argentino pasó casi inadvertido. Entonces, el técnico Enrique Fernández modificó la estructura de la línea delantera, colocando a Martino de centrodelantero. Por la derecha jugaban Fausto Rosello y el muy joven Javier Ambrois, por la derecha otro argentino, José Miseria García, y Juan Ramón Orlandi.

El torneo se presentó muy parejo. Peñarol ganó el clásico de la primera rueda, tras lo cual Nacional comenzó a recuperar terreno. Todo se definió en la revancha clásica la tarde de Nochebuena, que el tricolor hizo suya con dos goles de Miseria García, conquistando el título.

En 1951 Martino se incorporó finalmente a Boca, pero la situación económica del club ya no era la misma. Estuvo algunos meses y después Nacional volvió a tentarlo para el Uruguayo de ese año. La intención de los albos incluso fue recrear en parte el terceto central de San Lorenzo, pues fueron por René Pontoni, que llegó a practicar con el plantel. Sufría sin embargo una rebelde lesión de rodilla, por lo cual el pase quedó sin efecto.

El Día de Reyes de 1952, Martino tuvo su actuación más recordada, cuando le marcó tres goles a Peñarol para la victoria por 3-2, que igualó a los viejos rivales en la tabla (luego Nacional perdería el campeonato con una sopresiva derrota ante Central)

. “Hice el primero de cabeza sobre el arco que da al hospital y los otros dos sobre el opuesto”, recordaba en una entrevista con El Veco para la revista Sport Ilustrado en 1976. “Empaté tras un rebote provocado por un remate de Fizel y el tercero lo hice faltando poco, una pelota que enganché de aire con mucha suerte y se la coloqué a Máspoli contra el otro palo, aunque eso de ‘colocar’ siempre sea relativo. Fue una actuación que me conformó bastante”, relató, lejos de toda vanidad. Y recordó especialmente la felicitación de Juan Antonio Schiaffino tras el partido.

Tiempo después, Martino tuvo diferencias con los dirigentes por motivos económicos y cerró su campaña en el club (lo reemplazó otro argentino, Héctor Rial, lo que marca la pujanza del fútbol uruguayo, capaz de importar figuras rutilantes). Se fue a San Pablo y en 1954 retornó brevemente al Uruguay para defender a Cerro. Mantuvo algunos negocios por un tiempo en el país, aunque ya se había establecido en Buenos Aires, donde fue propietario de la legendaria tanguería Caño 14. Falleció en 2000, a los 79 años.

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