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¿Por qué De Arrascaeta se luce en Flamengo y no conforma en la Selección uruguaya?

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De Arrascaeta
ANNE-CHRISTINE POUJOULAT

POLÉMICA

Pesan un sistema de juego que no lo favorece y una inestabilidad que no le da confianza

Hubo un tiempo, que ahora parece lejano, en el cual los futbolistas uruguayos se destacaban en sus clubes europeos pero al regresar para vestir la camiseta celeste parecían olvidar todas sus virtudes. Debe decirse que ese regreso casi siempre se daba en un contexto de seleccionados que no funcionaban, en medio de la desorganización y en un marco de resultados adversos.

Desde Sudáfrica 2010 a hoy, por lo general, eso no sucede y los futbolistas que militan en el exterior, que son casi todos, mantienen su alto nivel cuando defienden a Uruguay.

Sin embargo, hay una excepción: los llamados “enganches”, los que antes se distinguían con la camiseta número 10, en la era Tabárez nunca llegaron a ser jugadores clave de manera continua. Pasó con Ignacio González, Nicolás Lodeiro, Gastón Ramírez y hoy ocurre con Giorgian de Arrascaeta.

Quizás este último caso sea el más significativo, porque ha sido destacado como “el mejor 10 en el país de los 10”, o sea Brasil. Es gran figura en un equipo de primerísima línea sudamericana. Todos los recordaron hace pocos días, cuando un golazo suyo le dio el triunfo al Rubro Negro sobre Vélez por la Copa Libertadores.

Con la camiseta del Flamengo y según las estadísticas de Transfermakt, Giorgian disputó 86 partidos, marcó 30 goles y realizó 34 asistencias. Con la Selección uruguaya tuvo 26 apariciones, con tres goles y cuatro asistencias.

Buscando explicaciones para ese supuesto misterio, la primera está señalada por la historia. Los sistemas de Óscar Tabárez no giran alrededor de un enganche. Por lo general, el Maestro prefirió un mediocampo batallador y “ancho”, es decir, atribuyéndole importancia a los volantes por fuera. Ahora y en base a las apariciones de volantes como Valverde o Bentancur se apunta a una transición hacia una zona central con mejor pie, un objetivo no alcanzado del todo todavía (de hecho en ese sector hubo varias alineaciones diferentes). Pero parece que sigue sin existir lugar para un jugador que se mueva más “libre” detrás de los hombres de punta, tal como comenta Marcelo Tejera, un hombre de ese estilo, en nota al pie.

En realidad, las selecciones de Tabárez tuvieron una especie de enganche cuando transitó su mejor momento, Sudáfrica y la Copa América 2011. Allí, Diego Forlán era un punta que se tiraba atrás para gestar la acción, en tanto Luis Suárez se especializaba en el área. Y Edinson Cavani arrancaba de muy atrás, casi como un carrilero.

Hace tiempo que la dupla Suárez-Cavani es el argumento ofensivo número uno, número dos y número tres de la Celeste. La facilidad con la que ambos generan y definen situaciones de gol, en forma individual o entre ellos, muchas veces hizo olvidar problemas de generación de fútbol.

En los esquemas de Tabárez, De Arrascaeta ha aparecido por lo general como volante por la izquierda. En Flamengo lo habitual es que arranque por ese lado, y así lo muestran los mapas de calor, el instrumento que permite comprobar cómo se mueven los futbolistas en la cancha. Pero mientras en su club la zona izquierda es el punto de partida para recorrer todo el frente de ataque, en la Selección el sector representa más bien un andarivel para subir y también para bajar marcando al lateral adversario.

Además, el juego de los equipos celestes suele ser mucho más directo que el de toque a la brasileña del Flamengo, porque demorar la pelota en la búsqueda de Suárez y Cavani no tiene mucho sentido.

Sin un lugar en la cancha para poder hacer el juego que le resulta natural, De Arrascaeta sufre otro problema en la Selección. Si en Flamengo es el hombre clave, acaso compartiendo el podio con Gabigol Barbosa, en el equipo uruguayo las circunstancias lo limitan a ser uno más. Incluso a ser el primer cambio si la ofensiva no funciona.

Todos los jugadores, incluso los cracks, necesitan confianza y continuidad para demostrar sus condiciones. Con un rato por partido podrán tener chispazos de su talento, lograr algún gol de buena factura, pero será difícil que se conviertan en el hombre clave del juego.

¿Y por qué Tabárez no adapta su sistema para dar espacio a De Arrascaeta? No es tan sencillo en el competitivo mundo de los seleccionados, donde hoy cada partido es decisivo. Si bien lo que conquista los triunfos es el contenido humano, los sistemas organizan a los hombres. Hasta ahora, el 4-4-2 dio resultados. Eso no lo vuelve sagrado, pero para modificarlo se necesitan tiempo y ensayos. Incluso en algún momento los seleccionados de Tabárez se caracterizaron por su ductilidad para modificar el sistema en un mismo partido.

En la actual realidad del fútbol en pandemia han desaparecido los amistosos, donde se puede probar sin riesgos de perder puntos. Antes de cada partido por las eliminatorias el tiempo es muy escaso como para armar y desarmar. Tal vez la Copa América de este año sea una buena oportunidad para hacerlo.

De Arrascaeta es un futbolista de enorme calidad y siempre tendrá aportes para la Celeste. Podrá ser jugando un rato o todo el partido, podrá hacerlo en su puesto o donde le toque jugar. Lo principal es que no pierda la confianza esperando ese momento.

OPINA MARCELO TEJERA

Una cuestión de sistemas

El problema con De Arrascaeta es que Uruguay juega siempre con dos puntas y un sistema 4-4-2. Para que entre Giorgian tendría que cambiar a un 4-3-1-2, con él como enganche. Pero en estos años se ha usado muy poco ese sistema.

Podría estar en un 4-4-1-1, si de Suárez o Cavani puede estar uno solo. Ahí Giorgian podría salir como medio punta. Él tiene que ser el nexo no solo con el ataque, sino con todo el equipo: con los que juegan por afuera, con los mediocampistas. Así como juega en Flamengo.

No puede ser mediocampista por fuera, porque para ese puesto se necesitan aviones que vayan y vengan todo el tiempo. Ni doble cinco, porque no tiene marca.

Jugando con dos puntas como Suárez y Cavani, que siempre están marcando el pase, jugar con un enganche sería lo mejor. En Flamengo, De Arrascaeta juega de lo que quiere. Ahí le dicen: ‘Buscá la mejor posición para recibir la pelota solo’. Y así a veces se tira a las puntas o la va a buscar atrás. Así me pasaba cuando jugaba en Defensor, siempre estaba buscando el mejor lugar para recibir solo e iniciar la jugada.

Ni qué hablar que él en Flamengo tiene la confianza por las nubes y eso le da un plus en sus actuaciones. Aunque algún día juegue mal, siempre será un jugador clave en el equipo y estará hasta el final de cada partido. Pero si entrás a la cancha pensando que vas a ser el primer cambio si las cosas no salen, no digo que pierdas la confianza pero sentirás cierto nerviosismo. También lo sé por experiencia propia. En Defensor sabía que si se salían mal los primeros 20 pases no pasaba nada, porque en los últimos minutos podía meter un par de pases de gol y ganpabamos. En otros equipos donde estuve, en cambio, si en los primeros 60, 65 minutos las cosas no salían, ni necesitaba mirar el cambio porque sabía que iba a salir yo…

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