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Arengas al alma: Palabras que torcieron el curso de la historia

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El grupo humano existe, y hace posible lo imposible. La unión lo es todo. Foto: Archivo El País.
NICOLAS PEREYRA

Los capitanes toman la posta antes de salir a la cancha; motivan y conmueven a sus compañeros

En todos los grupos y en todos los ámbitos, hay líderes. Hombres capaces de torcer el rumbo y cambiar el destino con una arenga, una voz de aliento, o simplemente, escribiendo y leyendo una carta.

En el deporte, fundamentalmente, hay cientos de ejemplos que han recorrido el mundo.

El último, sin ir más lejos, lo protagonizó el arquero argentino Augusto Batalla, capitán de la Sub 20 que le ganó la final a Uruguay.

Las palabras previas, dicen, calientan el alma. Conmueven. Y son capaces de multiplicar la pasión y la motivación. Son los capitanes los encargados de tomar la posta. Y muchos han logrado su cometido. Llevar al grupo hasta la gloria.

"¿Somos conscientes que estamos a un punto de ser campeones, somos conscientes de eso? Pensemos en nuestros amigos, en nuestros familiares que no saben si salen vivos hoy del estadio y vinieron igual. En nuestros hijos, en los que ya no están. Muchachos, juguemos por los que se fueron arriba. Hoy ellos están con nosotros", las palabras de Augusto Batalla, arquero de la selección Sub 20 de Argentina, trascendieron después de la consagración albiceleste en el Centenario. Y ya quedaron enmarcadas en la historia.

"Uno intenta, en los días previos, imaginarse el partido, el ambiente, las horas previas. Y, también, viendo a los compañeros cómo van llegando, se va analizando lo que se piensa decir. Son cosas que se hacen porque es un poco la responsabilidad de uno, y también porque se siente así", confesó alguna vez Diego Lugano, el capitán de la selección uruguaya.

"Eso sí, hay que saber administrar las palabras porque si te pasás de rosca, bronca u odio, que a veces pasa, no es beneficioso a la hora de jugar al fútbol, porque esto es un deporte en el que se gana jugando con la pelotita", agregó Lugano.

El liderazgo es innato. Y en el caso de Juan Sebastián Verón no sólo se veía en la cancha, se sabía que en el vestuario era tan o más líder. La "Brujita", ganador nato, les habló a sus compañeros de Estudiantes de la Plata en el túnel, antes de jugar la final Intercontinental de 2009 frente al Barcelona: "Muchachos, de más está decir por qué estamos acá. De más. No les voy a decir que tengan concentración ni nada, porque eso hoy no nos va a faltar. Los hombres, como en la vida, a las oportunidades las buscan. Nosotros las buscamos pero para encontrar esas oportunidades hay que soñar y nosotros seguimos un sueño: como grupo, como familia, como la que está en la tribuna hoy. Entonces ese sueño hoy se hace realidad. Hoy el mundo habla de Estudiantes, el mundo habla de este grupo. Entonces por supuesto que no va a ser fácil, para nada fácil. Pero hay que tener agallas, hay que tener huevos, hay que tener sacrificio. Hombro con hombro, como dijo el técnico. Un solo corazón. Hoy de acá nos vamos latiendo los escudos o sobre ellos pero cómo: dejando la vida ahí adentro. Dejando en cada pelota, en cada situación, y en cada momento algo de nosotros porque hoy el mundo habla de nosotros. Por último: salgamos a la cancha. Disfrutemos el momento, porque son momentos que van a quedar en la memoria de todos, en la memoria de cada uno de nosotros, en los momentos que nos juntemos a revivir esto. Entonces de nuevo, afuera está nuestra familia, no los podemos defraudar, pase lo que pase. A mí me importa un carajo el resultado de hoy... Me quiero ir sabiendo de que dejamos todo en cada tramo, en cada metro y en cada centímetro de la cancha. ¡Así que vamos!", arengó Verón, y Estudiantes, prácticamente sin armas, fue un rival de fuste y terminó forzando un alargue ante el mejor equipo del mundo. Fue hazañoso.

Pero los liderazgos no son solo rioplatenses. Todo Brasil habló de la inédita arenga de Zé Roberto en el vestuario del Palmeiras, a minutos de saltar a la cancha para abrir el Campeonato Paulista de visitante frente a Audax. El mes de febrero comenzaba con un Palmeiras renovado: "¡Palmeiras es grande!", gritó una y otra vez el futbolista de 41 años mientras se golpeaba el pecho. "¡Repitan!", gritaba a sus compañeros... y todos repetían "¡Palmeiras es grande!".

"Tenemos que recuperar la gloria y el prestigio perdidos... ¡Palmeiras es grande!", volvió a gritar minutos antes de un partido que su club terminó ganando. Los primeros diez minutos fueron tremendos. Palmeiras fue una tromba.

Si alguien se caracteriza por sus charlas motivacionales y sus arengas, es Julio Ribas, hoy manager general del Cartagena de España.

"Se los dije ya el primer día que este maravilloso grupo comenzó a trabajar. Gracias a Dios no es nuevo, lo sabíamos. Perdíamos por dos veces contra el Melilla y, luchando hasta el final, conseguimos empatarlo. Perdíamos en Cáceres y, peleando hasta el final, logramos remontar. Perdíamos por dos veces hoy y, combatiendo hasta el final, empatamos en el último minuto. ¡Qué cojones, carajo! Será discutible todo menos el coraje de este grupo, que me hace sentir orgulloso todos los días. Hay algo muy importante, tal vez lo más importante en la vida y en el fútbol, que no se compra: ¡el coraje! Los cojones como ustedes dicen, o la garra como se dice en mi país. Eso no se compra como grupo, nace con el grupo, y es lo que definitivamente te hace diferente en la vida, individual y colectivamente. Seamos firmes contra las críticas que no construyen ni se orientan en positivo y seamos poco agradecidos con las alabanzas de las mismas fuentes que no salen con la misma fuerza que aquellas", escribió a su plantel Ribas. Grupo al que ya llama "mis Gladiadores".

Palabras. Arengas que calientan el alma y templan el corazón. Palabras que motivan y muchas veces pueden cambiar el curso de un partido y de la historia.

“Los de afuera son de palo”

EL GRAN CAPITÁN. Previo a la hazaña de 1950, Obdulio Varela tuvo un rol más que importante como capitán. Reunió a sus compañeros en el túnel ante el ruido ensordecedor de los 203.850 espectadores que animaban sin parar a Brasil en Maracaná. “No piensen en toda esa gente, no miren para arriba, el partido se juega abajo y si ganamos no va a pasar nada, nunca pasó nada. Los de afuera son de palo y en el campo seremos once para once. El partido se gana con los huevos en la punta de los botines”. Su arenga hizo historia y prendió en la piel.

"Por todo lo que han hecho, son mi orgullo"

J.M. Diego Lugano, capitán de la Celeste, se perdió los partidos de Uruguay ante Inglaterra, Italia y Colombia en el Mundial de Brasil 2014. Sin embargo, su ausencia en la cancha no impidió su presencia en el grupo, y fundamentalmente, en el ánimo y en el espíritu de sus compañeros. Antes del trascendente encuentro con Italia, escribió:

“El destino a veces juega una mala pasada y ocurren cosas que no podemos manejar; pero hay otras cosas que sí dependen de nosotros… como el esfuerzo, la unión, el dejar todo por la Celeste…”

“Somos un equipo. Sentimos el mismo privilegio de llevar la camiseta de Uruguay que sintieron los uruguayos de antes; y ahora tenemos la responsabilidad de dar cuanto podamos para que las generaciones que vienen sigan sintiendo el mismo honor. Queremos seguir viendo niños con la Celeste puesta con orgullo”.

“Por todo lo que han hecho y por todo lo que son capaces de hacer, ustedes son mi orgullo. Gracias por su compromiso, por su actitud. También estoy en esta contienda. Vamo’ muchachos hoy!!!”, escribió a sus compañeros. Y no le fallaron. Una arenga, clave.

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El grupo humano existe, y hace posible lo imposible. La unión lo es todo. Foto: Archivo El País.

INFORMEJOSÉ MASTANDREA

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