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El ángel de Uruguay siempre aparece

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EDWARD PIÑÓN

OJO CRÍTICO

EDWARD PIÑÓN

En medio de la película, al director se le ocurrió cambiar al guionista, mandar al seguro de paro a algunos actores y armar una historia absolutamente diferente. Entonces, el romance de la Selección uruguaya con la pelota, con el manejo del juego y del ritmo del partido desapareció. Abrieron las puertas del Centenario y se marchó todo lo bueno.

EDWARD PIÑÓN

Aquella primera parte de imposición colectiva, de gran explotación de la banda derecha del ataque y de coordinación para ir a la carga con cinco o seis hombres la tiraron para afuera.

Sí, para que todo cambiara de forma tan abrupta también fue clave la decisión de Chile de avanzar en la cancha. En lugar de replegarse salió a presionar, robó la pelota y la manejó. La movió como suele hacerlo, le quitó protagonismo a los celestes más talentosos y fabricó una desesperación uruguaya.

Entonces, una jugada de lujo emparejó el partido que se dominaba en el marcador por el penal que ejecutó con precisión Luis Suárez y el corazón fue subiendo en el pecho para llegar hasta la garganta.

Pero, con Uruguay nunca está dicha la última palabra. Ese ángel que tantas veces apareció para darle a la Celeste una victoria milagrosa volvió al escenario. Y, así, la última escena fue ganadora.

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