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Cuando el amor es más fuerte

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Fabian Carini junto a su familia. Foto: Ricardo Figueredo

Fabián Carini colgó los guantes: hacer un curso de cocina y bailar eran sus planes.

Se cruzó con Virginia en el aeropuerto cuando tenía 20 años. El venía del Preolímpico con la selección Sub 23 y ella de Chile, donde trabaja como modelo y conductora. Los dos estaban esperando las valijas y sus miradas se cruzaron por un momento. Una semana más tarde, Fabián Carini fue a cenar al bar Tabaré con un amigo y volvió a verla. Le mandó un jugo a su mesa y luego se arrimó a conversar. "Hace una semana que no dejo de pensar en esos ojos", le dijo. "Cuando te flecha, te flecha", recordó en la casa que ambos tiene en Punta Ballena hace cuatro años.

"Es una fuera de serie en todo sentido, siempre apoyándome en las buenas y en las malas. En los momentos lindos y en los peores. Es una compañera bárbara. Y ahora, ya de grandes, la vida nos premió con dos hijos maravillosos", agregó refiriéndose a Alessandro de dos años y cinco meses y a Luca, de tres meses. "Ahora estamos en la etapa de disfrutarlos, de que crezcan, de darles buenos valores y de guiarlos por un buen camino".

Los Carini habían buscado un hijo durante ocho años, probando con diferentes tratamientos incluyendo inseminaciones in vitro sin éxito. Fue en Ecuador, cuando Fabián se fue a jugar a Deportivo Quinto, que recuperaron la esperanza. "Le explicamos la situación a un médico, el doctor Flores, y él nos respondió que por lo que le contábamos Virginia tenía endometriosis. Le hicieron una operación y el médico nos aseguró que en cuatro o cinco meses iba a quedar embarazada. Nos vinimos porque se terminó mi contrato y fue como él nos dijo. A los cuatro meses estaba embarazada. El médico un fenómeno porque acá no daban en la tecla. Virgina lo llamó para contarle y lloraron juntos. Le vamos a estar agradecidos de por vida".

El adiós.

Carini sorprendió al colgar los guantes cuando acababa de firmar contrato con Wanderers para jugar la Copa Libertadores. Pero en realidad la idea de dejar de jugar rondaba por su cabeza, desde que su mujer sufrió, en abril de 2014, un aneurisma cerebral cuando estaba embarazada de 20 semanas del primer niño. "Tuvo un dolor de cabeza como nunca había tenido y me pidió que la llevara al sanatorio. Después de la resonancia que le hicieron, nos juntamos con los neurocirujanos, Roberto Crossa y Álvaro Córdoba, y con Gerardo Bossano, el ginecólogo. Me dijeron que la prioridad era Virginia y que iban a tratar de salvarla. Me explicaron que en esos casos un 50% de los casos se muere o queda con muchísimas secuelas".

Tras 21 días en el CTI, Virginia se recuperó y quedó sin secuelas. Los médicos le dijeron que se trataba de un milagro. "Yo tomé la comunión a los 14 años y si entré alguna otra vez a una iglesia fue para acompañar a Virginia, que es muy creyente, o para algún casamiento. Pero todas las noches, mientras ella estuvo en el CTI le recé al Barba como le digo yo. Y le pedía que se recuperara. En esos días en el CTI vi unas cuantas personas dejar de existir. Yo sabía que ella tenía una fuerza de voluntad impresionante y eso me daba esperanza. Y me lo terminó de demostrar. Ella luchó por su vida y por la de Alessandro", recordó el hoy exarquero.

"Cuando nos fuimos del sanatorio, lo único que tenía era que demoraba un poco en contestar, pero era normal para todo lo que había vivido. Porque se le había borrado todo el disco duro, como le explicaron los médicos".

Cuando le dieron el alta, los médicos le dijeron a Fabián que en los primeros tiempo había que cuidarla y tenerla en una cajita de cristal." Yo estaba preocupado por ella y no pensaba para nada en el fútbol. Pero justo me llamó Jorge Giordano para invitarme a ir a Juventud, para que fuera a moverme y viera como me sentía. Se lo comenté a Vicky y ella me dijo que fuera. Que ella quería que yo me retirara jugando y no así. Y que quería que nuestro hijo me viera jugar. Eso me dio un empujoncito para seguir, pero la verdad es que podía haber dejado el fútbol ya en el 2014", relató.

Pero volvió y estuvo dos años y medio en Juventud de las Piedras. "Lo alargue bastante", dijo quien sin embargo hace unos días, cuando se sorteo el fixture del Apertura, recibió el premio a la valla menos vencida del Campeonato Uruguayo Especial. "Qué más lindo que terminar la carera con un premio así para el día de mañana poder mostrárselo a mis hijos".

La espalda.

Defendiendo al equipo pedrense tuvo un choque muy fuerte con un jugador de Rampla y se lesionó. La resonancia mostró que tenía una discopatía lumbar. "Los discos se habían gastado y corría menos líquido por donde tenía que correr. Y cada tanto en algún movimiento, me quedaba doblado y me dolía muchísimo para poder levantarme. Me pasó un par de veces. Tenía que tomar antiinflamatorios y OXAB12 que después te puede dar positivo. Me costaba 15 días recuperarme y además, después me quedaba siempre una sensación de molestia. Un dolor constante. El médico me dijo que tenía la espalda de una persona de 55 años".

Esos males tuvieron bastante que ver con su decisión de colgar los guantes. "Cuando llegué a Wanderers, la espalda me molestaba como siempre y además yo me daba cuenta que ya no tenía ganas. Los muchachos de Wanderers iban a otro rimo y yo no estaba bien. Un día me levanté y no quise ir a entrenar. Al otro día, lo mismo. Y al tercero, me di cuanta que no daba para más. Entonces se lo dije a Jorge Giordano. Fue el 8 de enero". Decírselo no fue fácil para el arquero. Jorge Giordano no sólo lo invitó a jugar en Juventud tras la enfermedad de su esposa, sino que luego lo convenció que lo acompañara a Wanderers.

Con la decisión tomada, Carini pensaba disfrutar de la familia, hacer un curso de cocina, ir a clases de baile porque se lo había prometido a su mujer y estudiar inglés, pero le sorprendió la propuesta de Fox para que se integrara a su programa. "Pensaba tomarme el verano para disfrutar de la familia. Anotarme en un gimnasio y hacer un curso rápido de cocina para colaborar en casa. Lo único que sé es hacer pasta porque aprendí en Italia. Quería aprender inglés, pero sin apuro, tomarme todo con calma. También ir a clases de baile porque soy una roca. Mi mujer baila muy bien, lo tiene en la sangre y yo de madera. Y hacer defensa personal. Tenía muchos planes, entre ellos hacer un curso de periodismo. Porque sé que técnico no voy a hacer y ayudante tampoco. Capaz que entrenador de arqueros... para trabajar con niños. Pero me parecía que el periodismo podía ser una forma de seguir vinculado al fútbol. Y lo de Fox me sorprendió. No lo esperaba. Lo tomo como una experiencia linda, para aprender, sumar y seguir en el fútbol. Pero voy a prepararme, porque parece fácil, pero me parece que no lo es".

A la hora de repasar su carrera, le cuesta elegir un momento como el mejor. "Fueron varios: la etapa de las selecciones juveniles fue muy linda, también mis primeros años en Danubio. En general, siempre que jugué. Mis dos años en el Standard de Lieja, por ejemplo. En los que no pude jugar, no estaba bien. Y la etapa de la selección fue maravillosa. Tuve momentos buenos y malos, pero para mí fue lo mejor".

Sin arco.

Justamente, cuando Carini defendió la selección mayor muchas veces venía sin tener minutos en sus equipos. Y muchos se sorprendían de sus buenos rendimientos a pesar de venir sin arco. "Yo sabía que tenía que entrenar más. Me quedaba después de hora, le pedía a compañeros que se quedaran a patearme, o trabajaba con el entrenador de arqueros para llegar de la mejor manera posible. Trataba de disimularlo de la mejor forma, hubo momentos en que pude hacerlo y otros no. Hacía todo lo posible por jugar y varias veces cambié de club buscando atajar. Me fui de la Juventus para el Standard de Lieja por eso. Y del Inter al Real Murcia para jugar, a Atlético Mineiro buscando tener continuidad. Más allá de algún partido flojo mío, lo que me dejó de convocar fue que no estaba jugando".

Los peores momentos los tiene más claros: cuando quedaron afuera del Mundial por penales con Australia y cuando en la Copa América de Venezuela no llegaron a la final porque perdieron por penales con Brasil. "No fueron los goles que me hicieron ni nada, pero esos dos partidos fueron los peores".

ORDENADOS.

Supo manejar su carrera y hoy lo puede disfrutar.

"Sabíamos que no íbamos a estar en Europa toda la vida y siempre fuimos muy ordenados con el dinero. Siempre guardamos y hoy estamos en una buena situación. Tenemos nuestros ahorros, y todo planificado para que le queden a los hijos. Somos bastante organizados y tenemos nuestra casa en Parque Miramar y la de Punta Ballena", explicó Carini sobre la forma en que manejó su carrera.

Virginia pudo haber recomenzado su carrera de modelo en Italia. Pero debía viajar de Torino a Milan y como tantas otras mujeres de futbolistas sacrificó sus actividades por las de su marido. "Prefirió apostar a nuestra relación. Y cada vez que venía a Montevideo la llamaban para que trabajara, pero no quiso empezar de vuelta", contó Fabián, quien reconoció que hoy está abocado a colaborar haciéndole provechito y dormir a Luca y dándole mucho más bolilla a Alessandro.

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Fabian Carini junto a su familia. Foto: Ricardo Figueredo

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