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Se fue un amigo que recordaré siempre

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EDWARD PIÑÓN

OJO CRÍTICO

EDWARD PIÑÓN

Es imposible aceptarlo. No es fácil asimilar que alguien se vaya tan rápido. Y mucho menos cuando pocas horas antes seguías intercambiando las estimulantes bromas con las que procurábamos provocar un lucimiento profesional.

EDWARD PIÑÓN

Las horas pasan y el mayor dolor lo afrontan sus familiares más directos, porque para el resto la vida seguirá teniendo su avance rutinario y natural. Sin embargo, me cuesta no tener presente al “Bola” Gerardo Pérez. Ese querido amigo que se abrazó a una profesión con una devoción única.

El “Bola” no fue un simple hombre que portaba una cámara de fotos, fue un apasionado periodista que buscó el momento exacto para encontrar la imagen que acariciara el alma o que provocara el sentimiento más fervoroso. Y tampoco fue un conformista. Si pienso en él escucho su voz, posterior a cada día de trabajo en una cobertura fuera o dentro de casa, preguntándome: “Decime la justa, ¿salimos bien?”.

Ay, “Bola”, querido, se te extraña. Tus sonrisas, tus punzantes palabras para que se escriba la mejor nota, tu reclamo para tener mayor espacio para las fotografías. Y más que nada, tu inclaudicable actitud para hacer lo que fuese necesario en búsqueda de algo diferente.

Cuando tenga nietos y me pregunten cómo se hace un diario, te pondré de ejemplo.

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