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El adiós de Luis Suárez debió hacerse de otra forma

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EDWARD PIÑÓN

OJO CRÍTICO

EDWARD PIÑÓN

Una leyenda merece respeto de leyenda. Un adiós a lo grande. Pero de verdad. No fabricado de manera posterior al ruido mediático que se provocó haciendo correr la versión de que no se le quería más en el club.

EDWARD PIÑÓN

Nada le impide a Barcelona tomar decisiones sobre los ciclos que cumplen los jugadores. Es la misma moneda, con otra cara, cuando el futbolista resuelve que quiere dar un paso diferente en su carrera deportiva. Lo que no está bien, es que a un ídolo como Luis Suárez se le haga saber que llegó el día de separarse, de ir por caminos diferentes, con una exposición pública con la que se le responsabiliza de una crisis deportiva generada por una humillante goleada.

La dirigencia blaugrana, con Josep Maria Bartomeu, debió recurrir a un diálogo íntimo. Encontrarse con Suárez en el Camp Nou y demostrar allí que el afecto era inmenso, pero que el club quería lograr una transformación grande que no le incluía. Así, entre los dos, recorrer un camino diferente. Y gestar una legendaria partida, para que no se manchara ni un poquito la grandeza de ambos.

Un jugador que metió 198 goles en seis temporadas, que le pasó como un huracán a otros nombres históricos del club, merecía una salida tan decorosa como las que supieron tener Xavi e Iniesta.

El adiós, debió ser diferente.

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