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¿Y por qué no?

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El equipo escucha las indicaciones de Eduardo Acevedo en el entrenamiento. Foto: Fernando Ponzetto
FERNANDO PONZETTO

El conjunto villero pasó de pelear el descenso a luchar por el título con los grandes; lo tiene muy difícil pero las cuentas no le impiden disfrutar.

Kilos y más kilos de papel picado todavía descansaban en las tribunas del Luis Tróccoli este lunes. Eran los restos de la fiesta que allí se vivió dos días antes, el sábado, en el duelo contra Sud América, en el que Cerro se impuso por 2-0 y con ello mantuvo una pequeña oportunidad de seguir peleando por el Torneo Apertura, nada menos que junto a Nacional y a Peñarol.

En el feudo villero aún estaban colgadas las banderas sobre los alambrados y recién ayer, a media tarde, comenzaron las labores de retirada de las mismas, así como algunos trabajadores se encargaban de barrer las evidencias del triunfo, mientras comentaban el magnífico ambiente que se vivió ante la IASA, en una tarde en la que, según estimaban, unas 3.500 personas se acercaron a ver el partido.

Comentario va, comentario viene, iban llegando los futbolistas para iniciar una nueva sesión de entrenamiento, una vez tuvieron libre el domingo para descansar.

En el plantel sacaron cuentas y saben que son el equipo que más difícil lo tiene para hacerse con el torneo, ya que lo máximo que podrían forzar es una final con Peñarol. Para ello, deberían ganar y esperar que los dos grandes del fútbol uruguayo perdiesen, algo que sería toda una sorpresa. Ni siquiera les sirve que los tricolores empaten, ya que aunque los aurinegros pierdan y Cerro gane, quedarían en un triple empate que dejaría afuera a los villeros por la diferencia de goles. A pesar de todo esto, es tal el ambiente que reina en el entorno albiceleste que uno pregunta y nadie es pesimista de primeras, más bien dibuja una sonrisa que lo dice todo. ¿Y por qué no? Al fin y al cabo son pocos los que podían prever llegar a la última fecha con chances de ser campeón y menos aún los que creían eso posible siendo el equipo que ganó con más solvencia sus últimos compromisos, más aún que los dos grandes.

Eso es lo que invita a la familia villera a soñar y, sobre todo a disfrutar con este presente después de tanto tiempo pasando apuros con el tema del descenso.

En el horizonte aparece ya el duelo contra Racing en el Parque Roberto, que ayer quedó fijado para el próximo domingo en el mismo horario que los duelos de los grandes, las 16:00. Cerro no tendrá ninguna baja para ese partido por lesión, pero sí una por sanción. El mediocampista Rodrigo de Oliveira llegó a las cinco amarillas y deberá cumplir pena en la última fecha y todo apunta a que Bruno Piñatares ocupará su lugar, incógnita que se desvelará a lo largo de la semana. Lo que es seguro es que será una ausencia importante: Acevedo pierde a un volante que jugó los 14 partidos como titular del Apertura. "Es un jugador que creció muchísimo en el orden y la inteligencia. Es un jugador que contagia una agresividad especial. Será una baja muy sensible, pero el plantel", comentó el DT al respecto.

Un entrenador que, al conversar del gran momento del equipo, insiste en reconocer, más allá de a los jugadores, al cuerpo técnico que trabaja a su lado. "No quiero dejarlos de lado. El trabajo del Profesor Mena pasa muchas veces inadvertido, pero es una eminencia de la educación física. Mi hermano Alejandro, que nunca me dice sí a todo sino al contrario, pasamos discutiendo aunque yo tenga la última palabra. O con OJ (Morales), que tiene la total libertad para hablar aunque la responsabilidad sea mía. Sin el trabajo de todos ellos, esto sería imposible", termina el DT.

Acevedo tuvo doble festejo.

Eduardo Acevedo llegó al estadio Luis Tróccoli, donde Cerro tenía fijada su vuelta a los entrenamientos este lunes, envuelto en un enorme estado de felicidad y no todo tenía que ver con la última victoria del equipo ni el gran momento que atraviesa el club albiceleste. Ayer, nada más terminar la práctica del villero, el técnico se dirigió al acto de entrega de los Premios Nacionales de Literatura, para acompañar a su hijo, Agustín Acevedo-Kanopa. Este fue uno de lo ganadores de dicho galardón, logrando el primer puesto en la categoría de Narrativa. Su progenitor, como es lógico, no quiso faltar a la ceremonia y comenzó la semana de forma inmejorable.

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El equipo escucha las indicaciones de Eduardo Acevedo en el entrenamiento. Foto: Fernando Ponzetto

CerroJORGE ALDEA

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