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Fútbol Callejero: la ciudad rinde su homenaje

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Uruguay
Ariel Colmegna

Numerosas vías de tránsito recuerdan a antiguos futbolistas, dirigentes o periodistas

El fútbol callejero, juego de gran arraigo en un tiempo y que supo forjar sus propios cracks, se va perdiendo con el avance urbano y el crecimiento del parque automotor. Pero el fútbol no abandona del todo las calles montevideanas: numerosas vías de tránsito fueron dedicadas a jugadores, dirigentes o periodistas, proclamando que para la sociedad fueron tan importantes como antiguos políticos, militares, ríos o países.

En realidad, los homenajes a futbolistas no fueron comunes hasta hace poco tiempo. Entre los primeros que tuvieron ese reconocimiento figura José Piendibene, el Maestro, legendario delantero de Peñarol, con su calle en Jardines del Hipódromo. José Nasazzi, el Mariscal y capitán olímpico, dio su nombre a una calle en el barrio Bella Vista, que cuando se llamaba Olivos desembocaba en la antigua cancha papal de Agraciada y Bulevar Artigas. Héctor Scarone, el Mago, figura también de aquellas glorias olímpicas y mundiales, fue distinguido con una avenida en el Parque Batlle. Y un integrante más de aquel equipo celeste, Pedro Arispe, el Indio, aparece en el tránsito del Cerro, el barrio de su club Rampla Juniors.

La vinculación del jugador con su barrio también se da en el caso de Víctor Rodríguez Andrade, que tiene desde hace pocos años un pasaje de una cuadra en el Barrio Sur.

En marzo de 2012, la Junta Departamental de Montevideo extendió los homenajes a numerosos futbolistas en calles hasta entonces sin nombre en el barrio Plácido Ellauri. Así se recordó a estas figuras: Miguel Benincasa, Alfredo Zibechi, Pascual Somma, Pedro Domingo Etchegoyen, Andrés Mazali, Juan Pelegrín Anselmo, Héctor Castro, Álvaro Gestido, Enrique Ballesteros, Pablo Dorado, Santos Iriarte, Agenor Muñiz, Marcelino Pérez, Aníbal Ciocca, Braulio Castro, Pedro Petrone y Ángel Romano.

Muchos de ellos fueron campeones mundiales en 1930, pero no están todos los integrantes de aquel equipo. Falta, por ejemplo, Lorenzo Fernández. La calle así llamada corresponde a un sacerdote de destacada actuación legislativa en los tiempos de la independencia. Tampoco la calle Gambetta es por el famoso Mono, sino por un político francés del siglo XIX, de nombre León.

¿Por qué se eligieron calles suburbanas para este reconocimiento? La Comisión de Nomenclatura de Montevideo sostiene el criterio de no cambiar los nombres ya establecidos para las vías de tránsito. Por eso, los nuevas designaciones van a la periferia de la ciudad. De la misma forma, salvo casos excepcionales, es necesario esperar diez años de la muerte de una persona para ponerle su nombre a una calle.

Los campeones de 1950 no tienen todavía calles, pero cerca del estadio Centenario hay un espacio libre en su memoria, así como otro dedicado a Obdulio Varela, el Negro Jefe. Ruben Morán, que jugó solo el partido ante Brasil, tiene un espacio libre con su nombre en el Cerrito, su barrio de toda la vida.

Entre quienes recibieron el honor de una plaza o plazoleta figuran además Isabelino Gradín, aquel velocísimo delantero de Peñarol; Domingo Prat, primer capitán de Nacional, y William Leslie Poole, el profesor inglés pionero del fútbol uruguayo.

dirigentes. La casi constante relación que existió entre fútbol y política en el país determinó que numerosos legisladores o gobernantes del siglo XX tuvieran también actuación como dirigentes de fútbol, y hoy son recordados en el nomenclator. En muchos casos, el fútbol seguramente no representó la razón principal para su designación, pero debe señalarse que el deporte formó parte inseparable de la personalidad de estas figuras.

Por ejemplo, Wilson Ferreira Aldunate, además de notorio caudillo blanco, fue dirigente de Nacional y vicepresidente de la AUF. Julio María Sosa, presidente del Consejo Nacional de Administración en la década de 1920, fue presidente de Peñarol. César Batlle Pacheco, hijo del líder colorado José Batlle y Ordóñez, también presidió a los aurinegros y fue el titular de la AUF cuando el triunfo de Maracaná. Y al mismo tiempo era un influyente dirigente político y director del diario El Día. Todos ellos tienen sus calles.

Lo mismo ocurre con Daniel Fernández Crespo, importante político nacionalista, presidente del Consejo Nacional de Gobierno y del Concejo Departamental de Montevideo, así como de Liverpool. Benito Nardone, líder ruralista y también presidente del Consejo de Gobierno, se desempeñó durante algún tiempo como delegado de Central. Mucho antes, fue futbolista palermitano durante un breve lapso Oscar Gestido, presidente de la República de breve ejercicio en los ‘60. Atilio Narancio, destacado pediatra, hombre de confianza de Batlle, ministro y consejero de Gobierno, resultó presidente y figura clave tanto en Nacional como en la AUF.

Luiz Franzini era colorado, pero es recordado sobre todo por su larga actuación al frente de Defensor. José María Delgado, más que por poeta y ensayista, debe su fama a su presidencia de Nacional, al igual que Rodolfo Bermúdez. Carlos Balsán tuvo su época política, pero más que nada fue dirigente y difusor de la causa aurinegra.

Juan Antonio Scasso, el arquitecto que construyó el Estadio Centenario y luego fue presidente de Peñarol, tiene un pasaje en el Parque Rodó, al igual que Nelson Landoni, otro expresidente de Defensor.

La lista de dirigentes recordados con calles sigue con José Serrato (el presidente cuyo laudo terminó con el cisma), Héctor R. Gómez (político colorado y fundador de la Conmebol), Rodolfo Larrea (presidente de Liverpool), Francisco Simón (abogado, diputado y senador colorado y presidente de Peñarol), Pedro Manini Ríos (político colorado, ministro del Interior, Hacienda y Relaciones Exteriores, tras haber sido uno de los fundadores de Nacional),

También hay periodistas en el nomenclator capitalino. El relator Carlos Solé figura desde hace años en su barrio, Bella Vista, y recientemente se designaron calles de Punta de Rieles en homenaje a César L. Gallardo, Ignacio Domínguez Riera, Enrique Pelliciari, Dionisio Alejandro Vera y Luis Víctor Semino. Una vía de Carrasco Norte se llama Constancio Vigil, por el rochense fundador de la revista El Gráfico y otras publicaciones argentinas.

Imposible obviar algunas calles que rinden homenajes a grandes acontecimientos del fútbol celeste: Colombes y Amsterdam, que van a dar a la Plaza de los Olímpicos, lo mismo que 9 de Junio, fecha del triunfo en los Juegos Olímpicos de 1924, cuya sede central fue el estadio de Colombes. Las tres calles son cruzadas por Velsen, que debe su denominación a la localidad holandesa donde se alojó la selección antes de los Juegos de 1928. También está Maracaná, entre Casabó y Nuevo París.

Peñarol y Miramar Misiones cuentan con sus plazoletas. Y si bien algunas calles remiten a nombres de equipos, primero fue la vía de tránsito y después el club, inspirado casi siempre en el lugar donde se encontraron sus fundadores. Así se puede mencionar a Alto Perú, (Tomás) Basáñez, Fraternidad, Ipiranga, Solferino, Cooper, entre otras. Y hay una calle Liverpool, pero se trata de la ciudad inglesa.

Cuatro viejos cracks por los barrios

Víctor Rodríguez Andrade, el marcador lateral de Maracaná, es recordado con un pasaje en el Barrio Sur, entre Zelmar Michelini y Calle 17 Metros. Héctor Scarone, campeón olímpico y mundial, tiene su avenida en el Parque Batlle, justo frente al Estadio Centenario. José Piendibeni, figura de Peñarol en los tiempos del amateurismo, recibió el homenaje en Jardines del Hipódromo: corre entre Belloni y Acrópolis. La calle José Nasazzi, dedicada al capitán olímpico y mundial, está vinculada también a la historia de su club, Bella Vista.

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