El goleador de la Celeste y el Barcelona tomó la posta con la pelota al pie.

Cada pelota que tocó llevó peligro al arco venezolano. Luis Suárez fue más asistidor que goleador en una noche inspirada, que lo tuvo como protagonista en casi todos los avances de la selección. Clave por su presencia en la última zona rival, jugando y haciendo jugar, buscando los espacios, creándolos, y también metiendo dos pelotas fundamentales: la del centro en el primer gol de Nicolás Lodeiro, y el taco lujoso, exquisito, genial, muy al estilo Messi, que dejó solo y de cara al gol a Edinson Cavani, para liquidar el pleito cuando recién corrían 15 segundos del complemento. Noche redonda de Suárez, un goleador que se puso el traje de Lio, y le quedó pintado.

El volante celeste tuvo un muy buen desempeño. No sólo marcó y cerró espacios, también generó de mitad de cancha hacia adelante. De los más destacados.

Salvó el cero con una atajada bárbara al minuto de juego. Salió a destiempo y dejó el arco desguarnecido en el mano a mano con Peñaranda.

Se destacó más cuando atacó que cuando le tocó cerrar y controlar su sector. Fue superado a velocidad y las pasó bastante mal en todo el primer tiempo.

Rondón y Peñaranda lo complicaron en el inicio del partido. Después se acomodó mejor y salió adelante con su habitual personalidad y solvencia.

Es capitán fue el más firme en el fondo celeste. Sobrio, seguro, preciso, con salida clara cuando pudo y con pelota a las nubes cuando tuvo que hacerlo.

Le costó afirmarse en los primeros minutos. Después fue de menos a más y terminó haciendo un buen partido. Se fue al ataque con criterio.

Corrió de un lado a otro detrás de la pelota. El primer tiempo no pudo agarrarla, pero después, cuando el equipo se recostó, se afirmó y fue el de siempre.

Intentó manejar la pelota, y por momentos lo logró, pero le faltó soltarla un segundo antes. Hizo el primer gol, clave por cómo se estaba dando el partido.

Empezó a un gran ritmo. Fue con todo al ataque por el flanco izquierdo y generó brechas con su velocidad y potencia. Después se fue diluyendo.

Tuvo dos caras, igual que Uruguay. Una en el primer tiermpo, donde no le salió nada, y otra en el complemento, donde apareció con toda su jerarquía goleadora.

Ingresó en el mejor momento de Uruguay pero no pudo entrar "en caja". Le costó tener y manejar la pelota. Tampoco estuvo fino en la definición

Tuvo su debut oficial con la Celeste mayor. Y lo hizo en una noche bárbara, con partido liquidado, pero sirvió para que tuviese un bautismo internacional.

Pocos minutos en cancha sirvieron para que Palito recibiese una nueva ovación de la gente. Uno de los jugadores que siempre rinde en la selección.

JOSÉ MASTANDREA

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