Cuando Wilmar Valdez e Ignacio Alonso desembarcaron el viernes pasado en Santiago, tuvieron una primera impresión acerca de cómo repercutió en Chile el escándalo de las acusaciones por presuntos sobornos a dirigentes —y exdirectivos— del fútbol sudamericano.

Es que el funcionario de migraciones preguntó si "ustedes son de la Federación uruguaia", y ante la respuesta afirmativa, comenzó a hablar del escándalo que había estallado en Zurich el 27 de mayo pasado, dando a entender que en Chile la polémica estaba "en la calle".

Consecuente con eso, y cuando la delegación llegó a La Serena, los dirigentes uruguayos recibieron la visita de autoridades de la empresa que le compró los derechos de TV de los partidos de la selección chilena por las Eliminatorias en el extranjero a la ANFP y luego los vendió a Full Play, quienes manifestaron que querían interiorizarse con la AUF acerca del tema.

De acuerdo a lo expresado por los empresarios chilenos, su interés se fincaba en que —según ellos— "la AUF es la que mejor se ha manejado en América" con relación a un tópico que fue polémico en varios países del continente y, por esa razón, querían tomar contacto con sus dirigentes.

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