A pesar de no tener una buena temporada, comenzó como titular y marcó un gol.
Luego del Mundial de Brasil, en tan solo un año, vistió tres camisetas: la del Atlético Madrid, la del Parma y la del Gremio. En ninguna, por diferentes razones, pudo tener continuidad.
Del equipo español se fue por no tener continuidad. Apenas había jugado seis partidos (ninguno de titular) y se marchó al Parma, equipo que terminó descendiendo y del cual se marchó por la situación económica que atravesaba el club. Disputó cinco partidos como titular y se fue al Gremio. Fue recibido entre bombos y platillos, pero apenas pudo jugar dos partidos producto de lesiones musculares. Fue subcampeón del Torneo Gaucho, perdiendo en las finales ante el Inter, finalizó su préstamo y antes de regresar a Madrid, al equipo dueño de su pase, se vino al Complejo Celeste para intentar ponerse a tiro.
Fue el primero en llegar y se puso a las órdenes del maestro Tabárez que confió en sus condiciones a pesar de no tener continuidad. Lo incluyó en la lista, lo puso como titular en el debut y él respondió con un gol. El "Cebolla" tuvo su premio.
El lacazino llegó a 85 partidos en la selección y a nueve goles.
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