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Los antojos del maestro Tabárez, parte IV

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Los Antojos del Maestro
Rosa, Daniel

COPA AMÉRICA

Las conclusiones que quedaron tras la eliminación de Uruguay frente a Perú.

La derrota (por penales) ante Perú marcó un nuevo fracaso para la selección uruguaya. Volvió a quedar por el camino en una Copa América que se le presentaba como servida en bandeja, por el nivel de los rivales y por el propio rendimiento de la Celeste, que aún con altibajos se mostró superior al resto. Tabárez volvió a quedarse con los cambios y el equipo cayó en el momento menos pensado.

no tuvo sorpresa

Juego anunciado y por el medio

Uruguay fue más que Perú a lo largo de los 90 minutos, pero más allá de ser un mérito, terminó siendo una prueba más de la falta de sorpresa y variantes. El equipo funcionó hasta tres cuartos de cancha y cuando llegó, sus conquistas fueron anuladas por offsides. En el tramo final apretó, presionó, pero no tuvo muchas ideas para poder vulnerar el arco incaico. Terminó resignado, yendo a los penales.

lo hizo corto

Tabárez no aprovechó la cantidad del plantel

Cantidad y calidad. El plantel Celeste es amplio y genera variantes de todo tipo y color en cualquier sector del campo de juego. A lo largo de la Copa, sin embargo, pareció ser un plantel corto, al menos para el entrenador, que cambió poco a lo largo del torneo. Salvo Lodeiro, De Arrascaeta, Nández, que fueron los que más rotaron, los demás jugaron poco y nada como “Jona” Rodríguez y Stuani, por ejemplo.

se "comió" cambios

Sin respuestas, ni variantes

Tabárez volvió a quedarse con cambios en la manga. Ni siquiera intentó reforzar el ataque por afuera cuando se iba el partido y el gol no llegaba. Torreira fue la única variante, porque el cambio de Stuani fue solamente para la tanda de penales. En situación límite, con Perú jugado a la defensa, debió jugársela con una línea de tres y ocupar las bandas con velocidad, pero siguió apostando al juego por adentro.

individualidades

No hay juego colectivo

La selección uruguaya es la única que mantuvo durante 13 años al mismo entrenador y tiene la base del equipo desde la Copa del Mundo de 2010. Sin embargo, carece de juego colectivo, afiatado, como por ejemplo tienen Brasil o Chile. Uruguay no juega bien y sale adelante con sus individualidades. De hecho, cuando no funcionan, le cuesta ganar más de la cuenta. Es la gran falencia de este proceso: el juego.

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